Para la campaña 2019-2020 dejó de tener importancia que el brazo se moviera con propósito o sin él, pero eso no fue bastante para unificar criterios y eliminar polémica. Como mucho alcanzó para desviar la atención hacia otro factor: el uso del VAR. «Al final, la decisión sigue dependiendo de lo que considere una persona. En los fuera de juego, la tecnología puede aproximar, pero luego todo lo demás aún es interpretable. Hay demasiada interpretación», lamenta Oltra. Mosquera, por su parte, no entiende que el árbitro «no revise en más ocasiones las jugadas polémicas en el monitor. Muchas veces, viendo un partido en el hotel con los jugadores, pensamos que va a pitar mano por lo que nos han explicado, y luego resulta que no».
Al desconcierto se le añadirá un extra el curso que viene. Para el todavía en vigor ya se quiso introducir el concepto de inmediatez, de forma que si una acción sucedía muy al principio de la jugada no debía cambiar su final. Ahora, esa premisa será reforzada. La mano que precedió el gol del Málaga al Dépor tendrá un argumento más sólido para quedar impune. O quizá no.