La gran pereza del baloncesto español

DEPORTES

Manuel Bruque | EFE

13 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Mi nueva normalidad es no ir a fiestas porque están llenas de gente que se abraza, que se besa y que se dice «cuánto tiempo». A mí, que me dijeron que no puedo abrazar a mis padres, me es difícil de soportar. Para no enfadarme, prefiero ir al monte con el perro.

Ayer estaba invitado por la democracia a su fiesta. De esas fiestas que dan pereza, pero que hay que hacer acto de presencia. Mientras esperábamos en la fila, una interventora coló a unos «señores mayores» que, obviamente, dejamos pasar —aunque a simple vista no eran tan «mayores» como para no hacer cinco minutos de cola—. Ella, que llevaba su mascarilla, se la quitó para coger una de las que daban gratis. Votaron, votamos y al volver a coincidir fuera ya estaban sin mascarilla al sol.

Así somos. Con todo lo que nos ha quitado la pandemia, ¿por qué no sacarle algo de provecho? ¿Por qué no arrancarle un beneficio ya sea de 0,99 € o de cinco minutos?

El baloncesto español sufre ahora las consecuencias de lo que algunos consideraron un plan redondo. «Está todo fatal, acabemos la temporada y, como íbamos primeros, que nos suban a ACB», dijeron en San Sebastián, en Valladolid y en la federación. Es bastante triste y duro, pero es difícil no concluir que la plaga fue la excusa perfecta.

Ahora la ACB dice que tururú. Se avecina un lío que acabará en los tribunales y en el que las dos partes tienen algún argumento y parte de razón. Pero los dos clubes quisieron amarrar algo que no les pertenecía. Al menos no del todo. Tuvieron prisa y les va a salir mal. Y lo peor es que por querer asegurar sus ascensos y sus dineros van camino de sembrar un precedente que perjudica a toda la Liga LEB. Otra vez sin ascensos. Con lo que se ha peleado.

La decepcionante imagen gaditana

No podían entrar en el estadio, así que la afición del Cádiz montó la fiesta padre en los aledaños del Carranza. Cientos de aficionados se apelotonaron para festejar antes de tiempo un ascenso pasándose por el arco del triunfo cualquier medida de seguridad contra el covid. Sería justicia poética si todo se quedase ahí. Pero son tiempos de enfermedad, no de poesía.