Periodistas fuera de los estadios

DEPORTES

15 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Pocas cosas gustan más en una redacción de un periódico que un debate deontológico sobre la profesión. Una de las guerras habituales es la de los entrecomillados. ¿Hasta qué punto se ha de ser riguroso con una cita? ¿Han de respetarse, por ejemplo, errores gramaticales? ¿Pueden utilizarse sinónimos para intentar que una frase quepa en un titular? La guerra es encarnizada y las discusiones a veces acaban mal.

La Liga, esos debates ni se los plantea. Se ha visto con esa campaña que han hecho para promocionar la vuelta a los ruedos bajo el lema «volver es ganar». Por si se la han perdido, han puesto a varios futbolistas delante de una cámara a leer frases que intentan ser emotivas y les han plantado unas comillas y el nombre del jugador en cuestión, como si Oblak se hubiese levantado un día por la mañana diciendo: «Lo más importante no son mis paradas. Lo más importante es que el mundo no se vuelva a parar».

Hay varias, todas de factura similar. La que más grima da es la de Joaquín: «Mis goles no son importantes. Lo importante es que reír sea lo único contagioso». Se ve que durante la cuarentena se ha matriculado media Liga en un cursillo de literatura —especialidad en galleta de la suerte china— impartido por la universidad de Mr. Wonderful. Eso o que alguien se las ha escrito y las comillas mienten.

Parece una tontería y, efectivamente, lo es. Pero es la cara más inocente de la obsesión por controlar el relato que tiene la patronal del fútbol. Puede ser doloroso, pero la verdad es que no todo es bonito y épico en este juego. Hay cosas feas que merecen ser contadas. Apelando a la seguridad, se ha limitado la presencia de medios en los campos de fútbol. «La salud es lo primero». Ojalá no sea una excusa.