Ágil, inteligente, con una gran capacidad de adaptación a todos los terrenos, huidiza, de muy buen olfato y oído y muy voraz, llegando incluso hasta la agresividad cuando la situación lo requiere. Esas son las principales características vitales de la comadreja, pero que también pueden servir para explicar la imprescindible victoria del Lugo en El Sardinero, en el camino hacia la salvación. Un triunfo en el campo del colista, que para nada fue fácil.
El equipo de Oltra sorprendió de inicio con una fuerte presión sobre la salida de balón del Lugo, que además acompañó con la fortuna del gol, en uno de los pocos errores defensivos del equipo de Curro Torres. Fue sorprendente ver a un equipo como el cántabro intentar querer ganar por físico, viniendo de donde venimos. De 3 meses sin jugar, con una pretemporada atípica en la que apenas hubo 10 sesiones de entrenamiento con todo el grupo. Los lucenses fueron inteligentes a la hora de mantener el tipo en el arranque y aguardaron a la segunda parte para revertir la situación. La medular local se quedó demasiado pronto sin fuelle y jugadores como Yanis, Seoane o Valentín quedaron libres para soltarse en ataque. La inexperiencia de los defensas del Racing hizo el resto. Tan inexplicable fue ver cómo el colegiado indultaba a Olaortúa en el 49, como que Hernando tentara a la misma suerte minutos después. En superioridad, y con más fuerzas, fue el momento de dar rienda suelta a la voracidad de la comadreja.