El Sevilla gana el derbi de la extraña reanudación de Primera

DEPORTES

MARCELO DEL POZO

Lucas Ocampos y Fernando marcaron los goles del triunfo en el primer encuentro de la Liga tras el parón por la pandemia

12 jun 2020 . Actualizado a las 09:00 h.

 Había hambre de fútbol después de tres meses sin competición oficial. Volvió el balón con un derbi de altos vuelos, con un Sevilla-Betis que siempre desata pasiones en la capital andaluza. Y se echó en falta el factor ambiental porque al choque le faltó calor. Al final los tres puntos se quedaron en el Sánchez Pizjuán. Fueron para el conjunto que los buscó con más determinación.

Son dos equipos que apuestan por un fútbol de distinto corte. El colectivo de Lopetegui explora más las bandas, con Navas y Ocampo por la derecha, con Reguilón y Munir por la izquierda, y con De Jong como delantero boya, que pelea todos los balones largos.

El conjunto de Rubi tanto asume riesgos en la presión muy adelantada como en la salida de balón desde su área. Confía mucho en la zona de creación en la tripleta Aleñá, Canales, Fekir. Necesita que participen. Y, si no están finos, lo acusa.

Fue el Sevilla el que se mostró más afilado, el que más buscó el gol. Lo acarició en la primera parte, sobre todo en un gran chut de Ocampos a la cruceta, en el minuto nueve, y en un cabezazo de Koundé que salió fuera, cuando lo tenía todo a favor. En esos 45 minutos los verdiblancos no inquietaron.

Nada más volver de los vestuarios Jordán dilapidó un gran pase atrás de Navas. Y en el minuto 53 Mateu Lahoz no dudó en pitar penalti al entender que Bartra había utilizado indebidamente el codo en la pugna por un balón aéreo con De Jong. Ocampos abrió el marcador desde los once metros. A la hora de juego funcionó la pizarra de Lopetegui en un córner y Fernando anotó un gran gol.

Rubi intentó inyectar velocidad y verticalidad con Lainez, Loren y Joaquín. Lopetegui buscó más el control del balón. Y los minutos se fueron consumiendo con un Sevilla que supo administrar su renta y un Betis que empujó un poco más pero que no encontró la llave.

FICHA TÉCNICA

Sevilla: Vaclík, Navas, Koundé, Diego Carlos, Reguilón ('Mudo' Vázquez, min. 80), Fernando, Jordán, Oliver Torres (Escudero, min. 80), Ocampos (Banega, min. 71), De Jong (En-Nesyri, min. 71) y Munir (Suso, min. 75).

Betis: Joel Robles, Emerson, Sidnei (Feddal, min. 46), Bartra, Alex Moreno (Pedraza, min. 78), Guido Rodríguez, Canales, Aleñá (Joaquín, min. 69), Fekir, Borja Iglesias (Loren Morón, min. 69) y Tello (Láinez, min. 61).

Goles: 1-0: min. 56, Ocampos, de penalti. 2-0: min. 62, Fernando.

Arbitro: Antonio Mateu Lahoz (Comité valenciano). Amonestó a Emerson y Bartra por el Betis.

Incidencias: Partido de la jornada 28 en Primera disputado en el Ramón Sánchez-Pizjuán a puerta cerrada por la pandemia de la Covid-19. Se guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas del virus y del exjugador sevillista Marcelo Campanal.

Jose Manuel Vidal.

Sin público y con distancias se nota mucho el frío

Un partido de fútbol sin afición es menos que un guiso sin sal. Se nota más el frío y pierde sustancia. Le faltan el sabor y la fuerza que se traslada desde la grada. Y a las fórmulas impulsadas para compensar en las retransmisiones televisivas esa carestía de emociones e ingredientes que aportan los aficionados ahora ausentes les pesa el artificio.

Hace treinta años Gordillo comentaba en una tertulia lo extraño que se le había hecho un partido ante el Osasuna, a puerta cerrada, en la Romareda. Se tuvieron que jugar 47 minutos, después de que se suspendiese el choque del Sadar. Y, entre otras curiosidades, recordaba algo que pasaba inadvertido en los encuentros con público, cómo Hugo Sánchez trataba de desquiciar a los adversarios con sus diálogos.

Los partidos del covid-19 podrían ser una buena oportunidad para conocer esos sonidos que afloran entre el cemento y no se perciben cuando la muchedumbre ruge. Pero, por lo visto en el derbi andaluz, no va a ser el caso. Cuando menos, no hubo mucho interés por explorar ese filón. Llegaba el sonido ambiente muy difuminado, poco nítido.

Ni con la megafonía

Ni siquiera el apoyo de la megafonía en momentos señalados, como el minuto 16 que siempre trae el recuerdo de Puerta en el Sánchez Pizjuán, o el del 26, con un bonito detalle en memoria del bético Miki Roqué, se dejaron notar de manera especial en medio de la atonía.

La animación artificial es un quiero y no puedo, un murmullo de aplausos, cánticos y a veces bombos que no acaba de cuajar. No es fácil acompasar los ánimos con el devenir de la contienda.

Ha vuelto el fútbol, pero con otra escenografía. Sin aficionados dentro ni en los aledaños del estadio. Nunca los jugadores llegaron a un recinto deportivo entre tanta soledad, guardando las distancias, embozados con sus colores.

Por no haber no hubo ni refriegas. Y los nuevos saludos, codo contra codo, todavía suenan extraños.

También resulta extraño ver a los suplentes repartidos en la grada, con sus mascarillas, o a Lopetegui y Rubi hablando cara a cara en los prolegómenos de la contienda sin sus protecciones faciales y sin guardar los dos metros de distancia.

Todo está muy medido, muy controlado, hasta que las emociones pueden más que el control. Sucedió tras el segundo tanto, una jugada de laboratorio que salió redonda y que dio paso a un abrazo comunitario, a una piña de jugadores sevillistas para celebrarlo junto al banderín de córner.

A la conclusión de la contienda los protagonistas volvieron a mostrarse comedidos, con intercambio de saludos sin caer en los excesos.