Triunfó en Liga Asobal con el Valladolid, y tras cuatro temporadas pone rumbo a París, al fichar por el Ivry
19 may 2020 . Actualizado a las 16:42 h.El sueño de una carrera deportiva le despertó con 17 años. Era solo un niño que despuntaba en el Balonmano Ártabro. La oportunidad llamó a su puerta y Rubén Río (A Coruña, 1997) no lo dudó. Hizo las maletas y se mudó a Asturias para jugar en el Gijón Jovellanos. Un año allí le sirvió de trampolín para fichar por el Atlético Valladolid. Tras cuatro temporadas pone punto final a su periplo en la Liga Asobal tras fichar por el Ivry francés. Pero en el conjunto pucelano deja el sello imborrable de haberse convertido en el segundo máximo goleador de su historia, con 358 goles en 111 partidos.
-¿Por qué decidió dar el salto a Francia?
-La liga española, por mala suerte durante estos años, ha bajado mucho y países como Francia o Alemania tienen ligas muy superiores. Ya llevaba un par de años con ofertas de equipos de ligas mejores, pero Valladolid es un equipo muy formador, donde progresé mucho. Ahora ya me veo preparado para dar el salto. Este año lo tenía bastante decidido.
-¿Cuándo le surgió la oportunidad?
-En enero ya tenía varias ofertas de algunos equipos. Estuve hablando con la familia y con mi representante valorando la mejor opción. El entrenador del Ivry me llamó. Sabe hablar algo español porque jugó en Irún y me convenció. Vivir en París, jugar en una liga superior... la idea me atrajo mucho. El entrenador me transmitió que confía mucho en mí y que tiene muchas esperanzas en mi trabajo. Eso me motivó mucho.
-Hablaba de que el nivel en la Liga Asobal ha bajado. ¿Por qué cree que ha sucedido?
-Con la crisis del 2008 algunos equipos de balonmano desaparecieron y otros siguieron a duras penas. De hecho, el Atlético Valladolid antes era el Balonmano Valladolid. Muchos dejaron de tener el respaldo de patrocinadores y los presupuestos de élite bajaron. El balonmano es profesional, pero hay gente que es pluriempleada. Jugadores que tienen trabajo a media jornada. Aquí no ocurre eso, pero en otros equipos de la zona baja de la clasificación, sí.
-Su debut en la máxima categoría fue en Gijón, ¿por qué no llegó a jugar en ninguno de los equipos gallegos?
-Sí que tuve ofertas de los equipos gallegos, pero en Gijón estaba el seleccionador español de categoría juvenil, que ya lo conocía. Era un proyecto bastante interesante. Luego no acabó como se esperaba. El primer año descendimos y ahora ya está en Tercera. Pero en aquel momento me pareció un proyecto interesante y por eso lo cogí.
-¿Pensaba en dedicarse profesionalmente al balonmano?
-Tenía 17 años y pasaba a juvenil de segundo año. No tenía ni idea. Sí que me convocaban con la selección española y la gallega pero no me planteaba ser profesional. Ahí me empezaron a llamar a equipos y me di cuenta de que me podía dedicar profesionalmente a ello. Poco a poco fui subiendo de nivel, yendo a equipos mejores, pero no me lo esperaba.
-¿Y qué planes tenía entonces?
-Con 17 años tampoco tenía muy claro mi futuro. Soy muy casero, y eso que llevo ya seis años fuera de casa, pero siempre he tenido claro que, en cuanto acabe mi carrera, me vuelvo a A Coruña. Eso es algo que nadie me lo va a tocar, lo tengo clarísimo. Cada vez que tenía un fin de semana libre aprovechaba para venir a casa.
-¿Conoce ya a alguno de sus próximos compañeros?
-Pues mira cómo son las cosas. Este año teníamos un pivote del PSG cedido en Valladolid. Yo ya había firmado con el Ivry y a la semana siguiente, hablando con él, le pregunté que qué iba a hacer la próxima temporada y me dijo que había firmado con el mismo equipo. Yo le dije: ¡Pero si yo firmé hace cinco días! Así que nos vamos los dos juntos. Le había preguntado porque me iba a Francia y él conocía los equipos de allí y fue una casualidad. La verdad es que cuando me dijo eso me quedé encantado. Él ya llevaba un año aquí, no habla bien español, pero me entiendo muy bien con él y para empezar allí me viene bien conocer a alguien.
-¿Cómo está pasando el confinamiento?
-Estaba en Valladolid pero nos hicieron un permiso y hace unos días que estoy en A Coruña con mi familia. Allí vivía con otros dos compañeros y estábamos muy bien. Cuando estás con gente de tu edad y encima te llevas bien... Estábamos muy a gusto. Pero después de estar tantos días encerrados se hace cuesta arriba. Ahora, como tengo un hermano pequeño de 11 años, no me aburro.
-Ha sido campeón europeo en el 2016 y campeón del mundo en el 2017 con la selección española júnior. ¿Debutar con la absoluta es su gran objetivo?
-Sí, está claro. Intento no obsesionarme, tengo que seguir creciendo poco a poco. Dar los pasos que creo que tengo que dar. En mi puesto [lateral derecho] está muy competido, muy difícil. Ahora, al ir a la liga francesa, un campeonato superior, si soy capaz de destacar, pues espero tener más posibilidades de ir con la absoluta. Es mi sueño pero tampoco tengo que agobiarme si tarda en llegar. Todos mis pasos son para intentar mejorar y conseguirlo.
-El hecho de que se hayan pospuesto los Juegos de Tokio, estando en Francia como escaparate... ¿Sueña con una olimpiada?
-Es muy difícil porque en la generación de los Hispanos todos quieren llegar. Obviamente, al haberse pospuesto tengo más posibilidades, pero no me veo con opciones. Voy a hacer lo máximo, porque siempre puede surgir la confianza del seleccionador, pero lo veo como un reto más lejano.
-Tiene solo 23 años, pero ya ha vivido momentos importantes en su carrera. ¿Cuáles son los tres más especiales que recuerda?
-Tanto el Mundial como el Europeo. Las finales fueron increíbles. Las dos fueron muy ajustadas, ambas las ganamos en las prórrogas, son recuerdos increíbles. Y luego el debut en Liga Asobal en Valladolid. Ya había debutado en Gijón, pero el de allí, que era un club nuevo, que venía de haber sustituido a uno de los históricos de la liga, la verdad es que fue muy especial.