Miguel Alvariño: «Me cuesta dormir, pero iré hasta el final para ser oro olímpico»

DEPORTES

JOSE PARDO

La federación le quiere quitar la plaza que ganó para Tokio 2020, pero mantiene intacto su objetivo de podio

03 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Miguel Alvariño García (As Pontes, 1994) quiere ganarse la vida como mecánico en el futuro. Por eso alternó durante los últimos años el don que tiene para el tiro con arco con los estudios de dos ciclos de formación profesional. Porque las condiciones que le permitieron ser olímpico en Río y con las que aspira «al oro» en Tokio 2021 sabe que no le garantizan no ya unos ahorros, sino ni siquiera cubrir su presente. Clasificado para la cita de Japón, desde el lunes apenas duerme después de saber que la Federación Española de Tiro con Arco (RFETA) le quiere arrebatar la plaza individual de que dispone el país, y que se adjudicó en un complejo proceso de clasificación celebrado entre septiembre del 2019 y febrero del 2020. Desde su casa en Pena de Eiriz se declara «cabreado con las personas que llevan la federación».

—¿Cómo está después de varios días para reflexionar?

—Decepcionado, porque gané mi plaza y demuestro desde hace muchos años que soy uno de los mejores, todo me lo gano a pulso en la pista, desde mi casa sin molestar a nadie, voy a los campeonatos que me marcan y en este caso soy el claro vencedor para representar a España en Tokio.

—Conoció el plan de la RFETA a través de un correo.

—El lunes acabé de entrenar por videoconferencia y poco después recibo el primer correo. Me enfadé muchísimo, llamé a mi entrenador [Xaquín Mira] y junto al abogado [Miguel Juane] empezamos a movernos.

—¿Ha pedido explicaciones a la RFETA o deja todo el tema en manos de su abogado?

—Creo que es mejor que no me meta. Conozco a los que mandan, y no es la primera vez que perjudican a alguien que no está en la Blume. Mi entrenador es quien más sabe de todo esto.

—Tampoco la federación le ha trasladado nada de palabra.

—No. Yo entreno por videoconferencia, como marca el contrato [firmado para ir a los Juegos], y el entrenador de la selección [Elías Cuesta] no dice nada. Todo funciona por detrás.

—¿Qué estrategia van a seguir?

—Me cuesta dormir, sufro, pero quiero ser campeón olímpico. Llegaremos adonde haga falta. Ya escribimos a la dirección técnica primero y a la secretaría de la RFETA luego, con copia al COE y al CSD. Yo me limito a entrenar y compartir las noticias de este tema en mis redes sociales para que todos los arqueros vean la realidad.

—Tendrá una teoría. ¿Por qué la federación le quita la plaza?

—A lo mejor, porque estoy en Galicia y así se abre una oportunidad para los deportistas del CAR de Madrid. Utilizan de excusa que no saben si el próximo año puedo estar a un alto nivel. Pero ni siquiera me plantean que creen que es mejor que esté allí para prepararme en mi objetivo de ser campeón olímpico, ni tampoco que siga con mi entrenador en As Pontes y que trabaje coordinado con ellos, o que se vengan ellos más veces a Galicia. Yo sigo mejorando desde aquí. Y su objetivo también debería ser verme en el podio olímpico.

—¿Espera todavía una rectificación de la federación española?

—Si rectifican, detengo las gestiones de mi abogado. Si no, seguiré defendiendo lo que veo justo.

—Firmó un contrato con la RFETA para poder ir a Tokio, pero el texto comprometía también a la federación.

—Nos compromete a las dos partes. También les envié otra documentación, tal como me pidieron, para que me acreditasen de forma oficial para Tokio 2020. Quedó todo por escrito.

—¿Se le ha pasado por la cabeza arrojar la toalla, en un deporte en el que además no gana dinero?

—No. Si fuese por eso, lo habría dejado hace tiempo. No es la primera vez que me hacen alguna jugada. Pero por esto no paso. No voy a decir que llueve si me mean encima, ni permitiré que nadie me aparte del deporte. Tengo 25 años, llevo desde el 2013 en el equipo nacional y algunos tendrán que aguantarme.

—La federación le quita la plaza para que vaya quien más en forma esté, pero admite que el proceso de clasificación podría ser de una sola prueba, y no de 10, como el que ganó usted.

—Ellos ponen lo que les interesa. Todo son excusas.

—¿Aceptaría otro selectivo nuevo si se valoran de algún modo sus méritos del anterior?

—Yo me gané la plaza en un clasificatorio muy duro, en el que todos lo pasamos mal, pero en el que todo estaba muy claro. No acepto otra cosa. No acepto porque ninguna federación lo ha hecho. Deberían apoyarme para poder entrenar como un campeón olímpico.

—¿Recibe muchos mensajes de ánimo? ¿También de sus compañeros del equipo español?

—Sí, he recibido muchos mensajes de ánimo, pero no voy a dar nombres. La mayoría piensan igual que yo, pero el cambio abriría una oportunidad para ellos también. Les respeto.

—Me decía que le cuesta dormir.

—Sí, porque se me pasa por la cabeza todo este problema. Le doy vueltas a todo, al esfuerzo, al tiempo y al dinero que empleé para ir a los Juegos, y veo cómo ellos tiran todo por tierra con un correo electrónico. Cualquiera puede imaginar lo que pasa por mi cabeza. Pero cuantas más piedras me ponen más me motivan para ser el mejor.

—Además, no se puede decir que se esté haciendo rico con el tiro con arco.

—Claro que no. Tengo mis becas por resultados y algunas marcas me dan material. Pero el tiro con arco me cuesta dinero, recurro a mis ahorros para cumplir mi sueño, porque se pierde más dinero del que se gana. Siempre me ha costado dinero. Pero mi familia me apoya y esta es mi elección. Estoy convencido de lo que hago.

—La RFETA dice que ya sabía esto hace meses.

—Quien diga eso miente. Pero prefiero no decir nada más.