La gestión de espacios mandó sobre el fútbol

José M. Pose

DEPORTES

César Quian

01 mar 2020 . Actualizado a las 19:00 h.

El derbi respondió a lo esperado por parte de ambos equipos, aunque para el aficionado habría sido ideal que alguno de los dos se hubiese adelantado para alterar el guion del duelo. Un encuentro en que la gestión de espacios mandó sobre el fútbol, en el que nadie quiso arriesgar lo más mínimo y desprotegerse, dejando metros de césped libres para la transición del adversario.

Hubo ciertos tramos en los que el Lugo pareció ir a presionar, pero optando de inmediato por el repliegue para proteger los caminos hacia su portería. Siempre hubo mucha gente por detrás del balón.

Esta disposición derivó en un partido de inercias en el que al Dépor le faltó fortuna en el último pase. Entre otras cosas, porque sus jugadores de más talento pasaron mucho tiempo alejados del balón. Por eso no hubo ritmo ni fluidez tras recuperación. Con Peru en la plaza de tercer central hace falta otra alternativa para el centro del campo. Bergantiños y Vicente cumplieron, pero no encontraron vías.

El hecho de que ambos técnicos se hicieran de rogar con los cambios denota que ninguno estaba dispuesto a perder. Buscaron que las opciones de romper el duelo se concentraran en los últimos quince minutos del encuentro.

Quizá se pueda pensar en falta de ambición por parte del conjunto local, a quien debería corresponder llevar el peso de la cita, pero hay que atender a que el Deportivo venía de encajar muchos goles en los últimos dos partidos y eso puede generar una sensación de inestabilidad. Había que reencontrar la buena línea defensiva impuesta tras la llegada de Fernando Vázquez, quien claramente no quiso fracturar esa línea de trabajo

El resultado es justo y da pie a seguir trabajando porque aún faltan al menos esas cinco victorias indispensables. El Dépor perdió la ocasión de recortarlas a cuatro frente a un adversario clave en la lucha por la permanencia, pero recuperó al menos la solidez.