Visto el planteamiento de los dos equipos y el desenlace del partido, parece claro que la electricidad ganó al control.
El Barcelona salió con la idea de hacerse con la posesión de balón pero, más que para atacar, con la intención de que el Real Madrid no pudiese correr, con muchos pases atrás y mucha horizontalidad. Sobre todo en la segunda parte, incurrió en errores garrafales en la salida que no son normales en jugadores como Piqué, Arthur o Busquets. Sacó pocos réditos de esa posesión a la hora de buscar la portería.
El Real Madrid empezó el partido como hizo ante el Manchester City, con unos primeros veinte minutos de una presión muy alta, queriendo correr en todo momento, consiguiendo que el rival no estuviese nada cómodo. Después de ese arranque, el Barça dio un paso adelante, controló más y mejor e incluso tuvo un par de ocasiones para abrir el marcador. Ahí estuvo muy bien Courtois, lo mismo que Ter Stegen en la segunda parte, que fue claramente blanca.
La victoria es justa, quizás un poco excesiva. Y me sorprende un poco los galones que le están dando en el Real Madrid a Vinicius, al que buscan una y otra vez por su banda.
