Una árbitra de 16 años es agredida por un entrenador y el padre de una jugadora

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Melanie Laurent / A2M Sport Cons / A

Durante un partido de fútbol femenino en Italia, la joven fue tirada al suelo y tuvo que escapar corriendo

17 feb 2020 . Actualizado a las 16:47 h.

La violencia y el machismo en el fútbol no conoce fronteras. Este fin de semana se ha vivido un nuevo episodio de violencia en el fútbol base. En esta ocasión, los hechos ocurrieron en Meda, una localidad italiana situada entre la provincia de Monza y Brianza. Durante un partido de categoría regional femenino sub-15 entre el Real Meda y el Rivanazzanese, la árbitra tuvo serios problemas para poder terminar el encuentro, tal y como informa el diario Il Giorno.

En este caso, uno de los entrenadores y el padre de una de las jugadoras, atacaron física y verbalmente a la árbitro, una joven de 16 años. La joven ya es la segunda vez que le sucede. El pasado mes de noviembre, Federica Cardinali, así es como se llama la joven, fue agarrada por el cuello, después de un partido de fútbol de categoría juvenil.

Ambos equipos, empatados a puntos en la clasificación y con un 1-1 en el marcador, querían llevarse el encuentro. El Real Meda apretaba. En la última jugada del partido, en el segundo de los tres silbidos que necesita pitar para dar por finalizado el choque, el Meda dispara y anota el gol de la victoria. Federica Cardinali dio el gol por válido. Fue entonces cuando el entrenador del Rivanazzanese se volvió loco, se acercó a la colegiada para propinarle un empujón y tirarla al suelo.

La joven se levantó del suelo para tratar de refugiarse mientras el padre de una de las jugadoras trataba de alcanzarla. El director general del Real Meda aseguró que «esta persona quería hacerle daño, dijo que quería patearla».

El entrenador, por su parte, tendrá que declarar ante la justicia después de haber robado el acta del partido del vestuario donde estaba la joven. «No era mi intención herir o asustar a la árbitra. Solo quería llamar su atención y pedirle explicaciones por su decisión. Mi único error fue poner una mano sobre su brazo: debería haber hablado con ella en las manos detrás de la espalda», se excusó el entrenador.