El pívot del Santiago Futsal renuncia a un gol hecho ante el Manzanares tras la lesión de uno de sus jugadores

DEPORTES

Sandra Alonso

«Me di cuenta de que se había lesionado de verdad», dice Adrián Pirata, que fue aplaudido por la grada de Ciudad Real tras enviar el balón fuera

03 feb 2020 . Actualizado a las 20:28 h.

Hay mucho debate acerca de echar el balón fuera cuando un rival queda tendido sobre el suelo por una lesión. Y hay debate porque hay picaresca, casos de quienes exageran el percance con objeto de parar el juego y evitar una acción de peligro. Más de un club ha adoptado una decisión al respecto indicando que, salvo que el árbitro para el partido, los jugadores tienen orden de seguir. Y es entendible.

En todo caso, el sentido común suele ser un buen consejero, como demostró Adrián Pirata, pívot del Santiago Futsal, en Ciudad Real, en el choque con el Manzanares, evidenciando que su apodo nada tiene que ver con la falta de ética. Todo lo contrario. En el ecuador de la segunda mitad, con 0-3 en el marcador pero con mucha tela que cortar todavía, recuperó un balón porque Álex Velasco se fue al suelo tras notar un pinchazo muscular. No tenía más que tocar el esférico hacia su derecha para que Nito empujase al fondo de la red. Era un gol hecho, y el equipo está necesitado de puntos. Pero no quiso sacar provecho de la desgracia ajena. Envió el balón fuera y se llevó el merecido aplauso de reconocimiento.

 

El gesto tiene más valor, si cabe, habida cuenta que Adrián Pirata responde al perfil de jugador ardoroso, que siempre va con las pulsaciones altas y más de una vez se ha ganado una tarjeta fácilmente evitable por ese carácter acelerado. En esta ocasión demostró aplomo y valores.

Adrián Pirata no dudó: «Estaba defendiéndole, vi el resbalón pero escuché el grito, me di cuenta de que se había lesionado de verdad. Me salió así. Creo que cuando se trata de una lesión, es lo que hay que hacer».

Subraya que no da tiempo a pensar: «Al final, es una acción que sale en una décima de segundo, no hay muchos factores de los que dependa, ni siquiera el resultado. Quedaban diez minutos, que en fútbol sala es tiempo más que suficiente para remontar un 0-3, que es como estaba el marcador en ese momento».

Se toma también con deportividad la pregunta sobre el contraste de esta acción deportiva con el carácter que a menudo saca sobre la pista: «Tampoco hay que mezclar. Soy muy competitivo, es mi estilo, pero hay que diferenciar la deportividad».

En lo que piensa ya es en «Tratar de ganar delante de nuestra afición, que se lo merece, y darnos una alegría todos».