El vuelo pendiente de Air Beauvue

La Voz

DEPORTES

Oscar Vázquez

Llegó al Celta en el mercado de invierno del 2016 y el celtismo no tardó mucho tiempo en conocer el motivo porque le apodaban así

15 ene 2020 . Actualizado a las 17:41 h.

Llegó al Celta en el mercado de invierno del 2016 y el celtismo no tardó mucho tiempo en conocer el motivo porque le apodaban Air Beauvue. Pese a su estatura (174 centímetros) Claudio hacía gala de un potente salto y de un cambio de ritmo clave para desequilibrar en los metros finales. Por esas dos vías se convirtió en el jugador de referencia del Guingamp, en el que firmó en la campaña 14/15 su mayor cosecha goleadora (17 tantos) que a su vez fue el pasaporte para llegar al Olympique de Lyon, uno de los grandes del fútbol francés.

En Lyon duró media temporada y el Celta tendió sus redes sobre el delantero a cambio de siete millones de euros y una nómina por encima del millón y medio por temporada. Pero de celeste solo pudo jugar doce partidos entre Liga y Copa, porque a un minuto del descanso con el Betis (16 de abril del 2016) Beauvue se quedó sin su principal resorte, el tendón de Aquiles.

Aquel día se acabaron sus vuelos sin motor y sus carreras endiabladas. Nacido en la isla antillana de Guadalupe (fue internacional con su selección), el delantero estuvo diez meses parado. Volvió en los minutos finales en un partido en El Molinón ante el Sporting y en la recta final de aquella temporada (16/17) tuvo su cuota de protagonismo marcando un gol clave al Krasnodar para seguir en la Europa League y protagonizando en Old Trafford la jugada del partido que pudo llegar al Celta a una final europea.

Pero Claudio no era el mismo en el aspecto físico, el paso por el quirófano le había cortado las alas. Se había quedado sin esa capacidad de salto que además de una cuestión genética había cultivado en el gimnasio durante toda su carrera deportiva. Entonces el Celta decidió buscarle un destino con el deseo de volver a recuperarle, pero en Leganés solo marcó dos goles (uno de bandera ante el Athletic) y en el Caen estuvo un tiempo entrenando con el filial por desavenencias con la cúpula del club.

Cuando acabó su relación con el conjunto francés su idea era quedarse y triunfar en Vigo o cambiar de aires con la rescisión debajo del brazo. Pero no sucedió ninguna de las dos cosas y el club optó porque entrenase pero sin estar disponible para ninguno de los dos entrenadores. Aun así la mala suerte se cebó con él y tuvo que pasar de nuevo por el quirófano por una rotura de menisco de la que está repuesto por completo. Ahora tiene la oportunidad de recuperar su olfato goleador, su juego de cabeza, la velocidad y el oportunismo que le catapultaron.