Ángela Coello vuelve a casa tres años después

Míriam Vázquez Fraga VIGO / LA VOZ

DEPORTES

Oscar Vazquez

La pivot viguesa regresa al Celta, donde se formó, tras jugar y finalizar su carrera en Estados Unidos

24 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Más madura, con su título de Fisioterapia bajo el brazo y sintiéndose una deportista diferente, pero con la misma ilusión de siempre por vestir la camiseta del Celta. Así vuelve Ángela Coello (Vigo, 1997), cuyo regreso a las filas del equipo de Liga 2 de baloncesto donde se formó se conoció ayer. Retorna tras tres años y medio estudiando en Estados Unidos y jugando en el Winthrop University de la Big South Conference.

Terminados sus estudios, Ángela tenía la opción de buscar un futuro laboral en Estados Unidos -«allí hay mucho trabajo», constata- pero esa posibilidad pasaba por dejar el deporte. «Allí, a no ser que seas una crack y tengas la opción de la WNBA, los años de los estudios universitarios se conciben como los últimos de baloncesto», explica la jugadora. Y como por su cabeza no pasaba dar ese paso por el momento, se abría la opción del Celta.

Porque aparte de que cuando se fue le dejaron las puertas abiertas de par en par, siempre ha mantenido el contacto con el club durante este tiempo de ausencia. «Cada verano Cristina Cantero me ofrecía entrenar con ellas, en la fecha que fuera, porque no vine siempre en la misma», comenta. El pasado verano ya lo pasó trabajando con el equipo y sintiéndose «metida», por lo que al conocer la otra parte que la decisión de regresar a Vigo estaba tomada, el hecho de que se convierta en refuerzo de lujo para el equipo fue un paso que se dio de forma natural.

Aunque cuando se fue no sabía lo que le esperaba, la idea de volver a ser céltica en el futuro siempre estuvo ahí. «Me dio mucha pena irme, estaba muy cómoda en el Celta y Cantero es una entrenadora que me gusta mucho», dice sobre la que volverá a ser su preparadora. «Lo estoy deseando», afirma.

Recién retornada a Vigo horas antes de que ayer el Celta oficializara su fichaje, Ángela se dispone a vivir su primera Navidad en casa en todo este tiempo y deja atrás una experiencia de la que hace un balance altamente positivo. «Maduras mucho, aprendes a ser independiente, aprendes mucho de la vida. Tienes que resolver sola asuntos de los que aquí se ocuparían directamente tus padres y que te ves que tienes que hacer tú sí o sí. Cosas cotidianas como el seguro del coche, por ejemplo», dice.

A nivel deportivo, se enfrentó a un «cambio radical». Nuevas normas, compañeras, entrenadores... «Venía de un sitio donde me conocían mucho y me sentía muy a gusto y llegas a un equipo hecho donde eres nueva pero la mayoría llevan tiempo juntas y todo es distinto para ti», recalca. Aunque agradece que se sintió arropada desde el principio.

También tuvo que sortear obstáculos en forma de lesiones: el primer año se rompió la nariz y el segundo tuvo que ser intervenida de un hombro. «Hasta entonces nunca me había roto un hueso. Es otra cosa que te toca afrontar sola y que te hace ser más independiente», comenta.

Como baloncestista, considera que en estos años ha mejorado principalmente el tiro. «Allí tienen máquinas y se insiste mucho ene ello. También ha cambiado mi cuerpo, porque se potencia mucho el tema del gimnasio y yo no había ido nunca», revela. Más allá de eso, sus enormes ganas de ayudar al equipo son su gran aval.