Y en medio de la tormenta, el liderato

P. Ríos | Colpisa BARCELONA

DEPORTES

Rodrigo Jiménez

El Camp Nou acoge un Barcelona-Real Madrid que se aplazó el 28 de octubre por seguridad y al que llegan empatados en lo alto de la clasificación tras un inicio de temporada titubeante

18 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Barcelona y Real Madrid suelen tener rendimientos alternos. Las etapas de excelencia de uno provocan crisis en el rival. Sin embargo, en este clásico que corresponde a décima jornada de Liga, aplazado en su día por la problemática política y social que se vivía por entonces en Cataluña y que amenaza con resurgir, cuesta elegir un favorito.

El de hoy en el Camp Nou (20.00 horas. Movistar LaLiga) es el clásico más igualado de los últimos años. Empatados a 35 puntos en la cabeza de la Liga, el liderato es para el Barça por solo dos goles de diferencia (+23 por +21). Marcan más los de Ernesto Valverde (43-33), especialmente en el Camp Nou (30 en 7 partidos, más de 4 de media) pero también encajan con una frecuencia preocupante (20-12).

El pasado fin de semana los dos afrontaron visitas complicadas con el mismo resultado: empate del Barça en San Sebastián (2-2) y del Madrid en Valencia (1-1). El equipo de Zinedine Zidane pierde menos partidos (1), aunque empata más (5).

Por empatar, hasta Messi y Benzema lo hacen en lo más alto del Pichichi con 12 goles, aunque el argentino ha jugado menos que el francés debido a sus lesiones musculares a principio de temporada. La diferencia ofensiva es que Luis Suárez, un amante de los clásicos, como Messi, ya suma 9, mientras que el Real Madrid no tiene un segundo goleador tan visible.

En la Liga de Campeones no funcionaron de forma tan similar: apenas un buen partido completado, sufriendo en otros incluso ante rivales modestos y tirando de la calidad individual, pero los culés terminaron líderes y los blancos, segundos.

Eso sí, la historia reciente de los clásicos es de color azulgrana. El Barça puede partir con esa pequeña ventaja psicológica que concede la seguridad de los últimos resultados ante el Real Madrid, como el 5-1 y el 0-1 liguero de la pasada temporada o el 0-3 copero en el Bernabéu que minimizó el 1-1 del Camp Nou.

También puede entenderse como una necesidad de revancha que puede fortalecer el espíritu competitivo del Madrid. Lo del factor campo va a gustos. Hasta Messi reconoció: «Nos cuesta más jugar contra el Madrid en casa que fuera porque en el Bernabéu están obligados a ir a buscarnos y los partidos son más abiertos, de tú a tú, con espacios, pero en el Camp Nou juegan más juntos y se cierran más».

Las bajas del Real Madrid son más notables, especialmente las de Eden Hazard y Marcelo, los dos lesionados, como Asensio, Lucas Vázquez y James. El Barça no podrá contar con los también lesionados Dembélé y Arthur, dos jugadores que podrían haber sido titulares pero que tienen recambios de garantías, como Griezmann y De Jong, locos por disputar su primer clásico.

Para las alineaciones, pocas dudas, quizás la única es saber si Bale, que en los grandes partidos recuerda que es futbolista, juega en punta con Benzema, con Valverde, Casemiro, Kroos y Modric en la media. En el Barça se intuye el mismo once del pasado sábado, con un pequeño interrogante: si el recuperado Semedo entra como lateral derecho, Sergi Roberto podría jugar en el centro del campo en lugar de Rakitic.

Los equipos y los árbitros compartirán hotel y llegarán juntos

El aplazamiento del partido respecto a la fecha inicialmente prevista, precisamente, por motivos de seguridad, ha incrementado las medidas orientadas a garantizar el normal desarrollo del acontecimiento deportivo, alguna de ellas excepcional, como el hecho de que los dos equipos y el cuerpo arbitral compartan hotel y que se desplacen hacia el Camp Nou todos juntos.

 Ambos equipos y los árbitros compartirán hotel (situado a unos 600 metros del Camp Nou) y saldrán escoltados hasta el estadio unas dos horas antes del inicio del choque.

 El clásico movilizará unos efectivos de unas 3.500 personas, entre policías autonómicos y antidisturbios de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, enviados a última hora, y vigilantes de seguridad. Un millar serán agentes de los Mossos d’Esquadra y unas 2.000 pertenecen a la seguridad privada del club.

 El dispositivo tendrá dos fases: en la primera se establecerá, desde por la mañana, un cordón de seguridad que garantice la llegada al Camp Nou de los jugadores y árbitros, y la segunda se centrará en el acceso del público al estadio.

 Los Mossos han explicado que desde primera hora se activarán los centros de coordinación policial dentro y fuera del estadio. Por parte de los Mossos d’Esquadra, participarán agentes de las unidades antidisturbios (Brigada Móvil y Área de Recursos Regionales Operativos), la unidad canina, la unidad de subsuelo y los Tedax además de unidades de seguridad ciudadana.