Adrián Ben emprende camino a Tokio

DEPORTES

PAULO ALONSO

El viveirense, que aparca su carrera de Fisioterapia, se despereza mañana en el cros de Alcobendas, 54 días después de su sexto puesto del Mundial

23 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El camino de Adrián hacia Tokio comienza en Alcobendas. En una de las citas clásicas del cros otoñal se desperezará mañana Adrián Ben, apenas 54 días después de que hiciese historia con su sexto puesto en los 800 metros del Mundial de Doha. Unos días de descanso y la frenética atención de compromisos en casa dieron paso a su regreso a Madrid, transformado de prometedor atleta en actual estrella gracias a un campeonato impecable en Catar. En la residencia Joaquín Blume cumple un mes justo de entrenamientos, tratando de recuperar el tiempo perdido, pero con el respaldo de ser el actual campeón de España de categoría sub-23, lo que le otorga plaza directa en el Europeo. Así que afronta sus primeras competiciones como un entrenamiento más. Sin presión. Y con la idea clara de relativizar el terremoto mediático que acompañó a su resultado de Doha, cuando logró el mejor resultado de un español en los 800 metros de un Mundial o unos Juegos. «La gente que no me había visto me da la enhorabuena y ya está. Aquí todos luchamos por lo mismo. Los éxitos duran muy poco y los fracasos mucho. Hay que saber aprovecharlo y ya. Luego van a venir momentos malos», explica con la naturalidad de quien a los 21 años lleva tiempo gestionando expectativas y resultados.

Desde que se mudó a Madrid con 18 años, Ben entrena con el grupo de Arturo Martín. Y comparte su vida con deportistas de élite, también con los fondistas gallegos de su generación, Tariku Novales y Miguel González Carballada, una remesa histórica por la coincidencia de tanto talento. Estar en contacto con amigos y deportistas de élite de otras especialidades le ayuda a no despistarse. «Yo tiendo a la normalidad. Aquí somos gente joven y hay mucha gente que va a conseguir lo mismo que yo o estará muy cerca. No tiene ningún sentido estar en las nubes. Sí que quiero empezar a convencerme de que puedo estar entre los mejores, por si tengo la posibilidad de correr alguna carrera de la Diamond League o de alto nivel, para no llegar allí pensando que me van a reventar. Ese es mi principal objetivo», confiesa Ben, que ya antes del Mundial de Doha aparcó temporalmente su grado en Fisioterapia. La obligación de realizar prácticas en el hospital de tres de la tarde a nueve de la noche le hizo dejar para más adelante la finalización de su carrera universitaria. Pero no los libros, pues ahora cursa inglés como forma de mantener la rutina de estudio, enriquecer su lenguaje para manejarse por el mundo y despejar la mente de la obsesión por el atletismo. Porque la Blume puede convertirse también en una burbuja. «Esto es un centro de atlo rendimiento, pero también un centro de reclusión. Podemos hacer nuestra vida aquí sin tener que salir afuera a nada: desayunar, comer, cenar y estar en al habitación. Así todos los días del año. Salir y estudiar viene muy bien porque te hace desconectar. Además, no quiero perder la rutina de los libros porque, si no, retomarlo después sería mucho más difícil», razona.

Dos distancias y tres grandes citas

Ben repetirá este año un plan similar al de las últimas temporadas: cros, pista cubierta, participación en el Mundial bajo techo en marzo y, en este caso, pelea por consolidar su plaza en los Juegos de Tokio, que se celebran a finales de julio. Después, una gran cita como propina. «Yo iré al Europeo. Si alguien quiere faltar, yo iré encantado», sonríe.

Desde hace años, en pista compatibiliza el 800 y el 1.500 metros, porque en esta última distancia es en la que su entrenador -«el míster», como le llama todo el grupo de entrenamientos- le ve en un futuro. Pero durante meses intentará competir en ambas pruebas. Con mínima para Tokio en 800, si puede, peleará también la de 1.500 para poder elegir. Ese es el escenario ideal. Un camino a Japón que, después de deslumbrar en Doha, comienza en el barro de Alcobendas. Sin presión, en una carrera de fondo que debe desembocar en un sueño, convirtiéndose en olímpico en Tokio 2020.