El excapitán del Liceo visitará Riazor en la segunda jornada de la Euroliga en un duelo de favoritos cargado de intensas emociones
12 nov 2019 . Actualizado a las 09:21 h.Coruñés de casi toda la vida, Jordi Bargalló Poch (Sant Sadurní d’Anoia, 1979) ejerce desde la distancia. Riazor dirimirá el sábado a partir de las ocho cuál de los dos equipos es más favorito para ser campeón de Europa: el Liceo o el Oliveirense. La segunda jornada de la máxima competición continental volverá a provocar una situación a la que no se acostumbran los liceístas. Ni Bargalló. Ver a su excapitán con otra camiseta.
-¿Cómo afronta el partido?
-Pues con sensaciones no muy positivas. No me hace mucha ilusión visitar el Palacio de los Deportes como visitante. Al menos, dentro de lo malo, veré a los buenos amigos que mantengo en A Coruña.
-¿Se refiere al aspecto deportivo, la dificultad del partido?
-Me refiero al aspecto sentimental. No me gusta verme en el Palacio con otra camiseta. Soy liceísta. Pero debo aceptar la situación.
-¿Todavía importan esas cosas?
-Todavía. Y mucho. Los sentimientos siempre van por dentro. Desde niño, mi sueño era jugar en el Liceo...
-¿Y cómo ve al equipo ahora?
-Muy bien, muy fuerte y compacto, aparte de rejuvenecido. Es muy competitivo y compensado, con buenos jugadores en todas las líneas.
-¿Toca el ciclo de recuperación?
-Aunque el Liceo vaya por ciclos, siempre compite, saca títulos y jugadores. Es la garra de este club, de luchar contra todo. Va con la historia del Liceo y con la camiseta.
-¿El Oliveirense es de los pocos que le puede ganar al Liceo?
-En la Euroliga todos pueden ganar a todos. Nosotros vamos con la ilusión de ganar.
-¿Tienen el mismo objetivo?
-El mío es competir al máximo en todos los torneos y lograr todos los títulos posibles. De hecho, lo estamos consiguiendo: la Continental y la Taça. Esperamos seguir en esta racha.
-¿Es Portugal y el Oliveirense como se lo había imaginado?
-Es que nunca me había esperado marchar a jugar a otro lado que no fuese el Liceo. Nos cogió por sorpresa a toda la familia, pero ellos se han adaptado muy bien. La Liga aquí es una chulada, en alza, muy competitiva, con la gente acudiendo en masa a los pabellones. Todo queda cerca y se viven grandes derbis.
-Tampoco se ha ido usted a cualquier lado.
-Tuve la suerte de poder ir al campeonato más competitivo a un club con las aspiraciones más altas. El campeón de Europa es el Sporting lisboeta y el del Mundo es Portugal. Es un gustazo representar a un club como el Oliveirense.
-¿Pero a nivel profesional afecta tanto ese contexto en el momento de jugar?
-Afecta, sí. Ya me sucedió una vez. Quieres mucho al club, creciste en él... En A Coruña nació mi hija. Llegué con veintidós añitos y me fui con una familia casi numerosa... Es que bajo Alfonso Molina y ya me emociono. Además, creo que el sentimiento es mutuo y siempre me vi muy querido, pero intentas abstraerte un poco y jugar lo mejor posible.
-¿Se ve regresando al Liceo?
-(...) De jugador va a ser difícil. Lo di todo por el club y creo que salió bien. Mejor lo dejamos así y no lo estropeamos, je je... Además, solo pensar en el Liceo me pone los pelos de punta. Pero en el futuro, si el club quiere, estaré dispuesto a echar una mano.
-¿Ya se proyecta como entrenador?
-Lo que tengo claro es que no me apartaré del hockey cuando deje de ser jugador. Llevo este deporte en las venas y me gusta al 100 %. Seguiré ligado a él.
-¿En los despachos podría ser?
-No. Quiero estar cerca de la cancha. No sé si como entrenador de un primer equipo, o como coordinador de las categorías de base, algo que ya he hecho y me encantó.
-Pues con su bagaje, no creo que tenga problemas para encontrar algo...
-Al menos lo voy a intentar. Malo será...