Rodrigo Conde: «Del remo se puede vivir»

DEPORTES

El remero moañés clasificado para los Juegos de Tokio, se declara un enamorado del mar y destaca lo mucho que une su deporte

11 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Rodrigo Conde Romero (Moaña, 1997) representa el optimismo en carne y hueso. Porque su esfuerzo tiene recompensa y el próximo verano estará en los Juegos de Tokio en la modalidad de remo, en el bote más joven que jamás había clasificado España. El moañés dice que no podría vivir lejos del mar y rompe el tópico sobre que del remo no se vive. Si tienes resultados, se puede vivir, y muy bien. Especialmente si eres gallego.

-¿Por qué remero?

-Me pregunto lo mismo todos los días, no fue una razón muy clara. Practiqué un montón de deportes, pero ninguno me terminó de enganchar como el remo. Comencé a los ocho años en la SD Tirán.

-¿Cómo fue?

-Empecé yendo con un amigo mío, y al principio era un juego, íbamos allí a pasarlo bien, pero cuando comenzamos a ir a las competiciones todo cambió. Es un deporte que une mucho y eso hizo que me terminase quedando.

-¿Para usted qué es el remo?

-Mi vida desde los ocho años. Prácticamente todo.

-En Moaña si no eres Aspas te tienes que dedicar a los deportes de mar.

-Lo tenemos bastante cerca y eso te da bastantes opciones si te gusta. Yo siempre he sido un enamorado del mar y el remo me ha dado esa posibilidad.

-¿Notó esa rivalidad Tirán-Meira?

-Creo que antes había más. Antes andábamos a las piñas, aquello era como el territorio apache.

-¿Cómo se adapta en Sevilla?

-Muy bien, después de tantos años es como una casa más. Llevo cinco años aquí.

-¿Hay morriña?

-Mucha. Cada vez lo llevo peor, no sé porqué. Pensaba que a medida de pasaban los años lo llevaría mejor, pero es al revés. Tira mucho estar en casa.

-¿Cómo se eligen las parejas en su deporte?

-Comenzamos el año remando en botes individuales y tenemos dos competiciones que abren un poco el abanico de quién va a estar en un barco y quién no. Tenemos en enero y febrero una regata de larga distancia y el nacional de remoergómetro, que son dos pruebas importantes, y luego el trial de primavera, que es como un selectivo.

-¿Cuándo detecta si tiene sintonía o no con su compañero?

-Desde el primer momento que sales al agua. No obstante, tengo que decir que aunque no encajes muy bien a nivel deportivo, si fuera lo llevas bien, como si fueras un equipo, es muy importante. Mi compañero de ahora es como un hermano para mí, somos uña y carne.

-¿El 2019 es su mejor año?

-De lejos. El quinto puesto en el absoluto, el cuarto en el Europeo y la clasificación para los Juegos. Eso barre cualquier resultado de antes.

-¿Ya se cree que es olímpico?

-Tampoco lo hablamos demasiado. Este año tenemos ese punto extra de motivación y cuando falta un poco de chispa en el entrenamiento te marcas un ‘vámonos a Tokio’, y para arriba.

-¿Es de ídolos?

-Como todos, siempre tenemos a alguien. Me gustaría ser como Saúl Craviotto o Rafa Nadal.

-¿Y Suso González no es ídolo?

-Para mí es increíble que siga competiendo a este nivel con la edad que tiene, [45 años].

-¿Cuándo le conoció?

-La primera vez que hablé con Suso fue el primer año que me marché a Sevilla. Me escribió por Facebook y me dijo que cualquier cosa que necesitase que contase con él.

-¿Cuál es el mejor consejo que le ha dado?

-Por ejemplo, que mantenga los pies en el suelo y que muchas veces la gente no es lo que parece ser a primera vista.

-¿Se puede vivir del remo?

-Al contrario de lo que yo pensaba, se puede vivir del remo. Todo el mundo te dice que tienes que estudiar que del remo no se puede vivir, pero se puede vivir y muy bien si consigues estar en finales del Campeonato del Mundo. Y si eres gallego, porque la Xunta de Galicia nos da un apoyo increíble. Nos ayuda un montón.

-De no ser remero, ¿qué hubiera sido?

-No lo sé, pero desde pequeñito siempre me gustaron mucho los deportes. Supongo que me dedicaría a otro.

-¿Se ve en una trainera cuando sea mayor?

-Tengo la esperanza de remar en una trainera. La vuelta a casa la tengo más que pensada.

En corto

A Rodrigo le gusta comer y solo le hace ascos a las alcachofas. Y le gustaría ir a Bali, pero siempre acaba en Moaña.

-¿Es cierto que es un loco del queso?

-Me gusta bastante y siempre que puedo picoteo. El queso me va con todo.

-¿Y además del queso qué comida le gusta más?

-La verdad es que soy un glotón, hay muy pocas comidas que no me gusten, pero si tengo que decir alguna favorita sería el pulpo y la tortilla española que hace mi madre. La única que no me gusta nada son las alcachofas.

-¿Se tiene que cortar en plena temporada de comer?

-Lo voy intentando pero es complicado porque entrenas muchísimo, tienes un gasto calórico enorme y el cuerpo te pide comida, pero luego llega el momento que no puedes porque tienes que mantener el peso para competir.

-¿Una ciudad para vivir?

-En Sevilla se vive súper bien pero no tiene mar. Me acuerdo la primera vez que llegué que miré por la ventana y no vi el mar y eso me volvió loco. Eso fue lo que peor llevé, por eso creo que la ciudad en la que viviese debería tener mar como requisito.

-¿Un sitio por visitar?

-Tengo ganas de irme a Bali, pero siempre me pasa lo mismo, planeo el viaje en tiempo de vacaciones pero después me di cuenta que lo único que quiero hacer en vacaciones es estar en casa y no acabo yendo a ningún lado.

-¿Con qué personaje histórico se iría de cañas?

-Con el Cid Campeador, porque somos tocayos, por lo de Rodrigo Díaz de Vivar.