El ironman de Hawái 2019, el mayor espectáculo del triatlón mundial

Luisa Ibáñez

DEPORTES

DARRYL OUMI EFE

La traumatóloga Luisa Ibáñez, triatleta aficionada, relata su vivencia en Kona

14 oct 2019 . Actualizado a las 12:18 h.

Si hay una prueba en el triatlón de larga distancia que sea capaz de superar todas las expectativas es sin duda el ironman de Hawái. Los mejores profesionales en categoría masculina y femenina y los mejores grupos de edad del mundo se dan cita año tras año el segundo sábado de octubre en una lucha contra sí mismos y contra la isla. El Triatlón de larga distancia es ya un deporte completamente distinto al triatlón de distancia olímpica, pero el ironman de Hawái por sus características es el triatlón de los triatlones y el rendimiento aquí no se asemeja a otras pruebas de esta distancia.

La semana previa al día D es una semana de locos: los triatletas y sus seguidores llegan a la isla en masa tomando la tranquila villa de Kailua-Kona, que se convierte en un verdadero parque de atracciones triatlético. El día comienza temprano,a las seis y media de la mañana cita para nadar en el muelle, pudiendo probar material de distintas casas comerciales, que ven ello el mejor escaparate para los productos que a partir del martes anterior a la prueba pondrán a la venta en la feria del triatlón característica de estas pruebas. Durante todo el día, aclimatándose al calor y a la humedad los competidores toman la mítica Queen K con sus bicicletas y miles de corredores recorrerán Alii’Drive pudiendo vencer la deshidratación en los muchos puestos que milla a milla se encuentran gracias a las distintas marcas . Y así día tras día entre entrenamientos, visitas a la expo, desfile de naciones y descanso (siempre menos que el que se debería por parte de los grupos de edad, los veteranos) llega por fin el viernes con los nervios a flor de piel y comenzando el largo desfile de entrega de material en boxes.

La mecánica de competición aquí en Kona es lo que convierte a esta carrera en la meca del triatlón. Cuando recoges el dorsal (únicamente se permite el paso al competidor) el proceso suele durar unos 15 o 20 minutos, con ayuda de un traductor si es necesario, que te explica detalladamente todo el proceso: la firma con exención de responsabilidades a la marca, la transición, los avituallamientos... Al llegar a boxes (cumpliendo el estricto orden de entrega por grupos de edad) un voluntario te acompaña a tu box para dejar la bicicleta, depositar cada bolsa en su lugar y siempre con una sonrisa y una conversación agradable. Todo marca el nivel: es el ironman de los ironman.

DARRYL OUMI

El sábado 12 de octubre comienza pronto. Los despertadores suenan aún en la oscuridad y los triatletas con sus luces frontales ultiman los preparativos en boxes: bidones de bici recién sacados de las neveras confiando en que la temperatura no los caliente demasiado, la comida para la carrera y vestirse con el traje trampa. Los profesionales calientan en la planta baja del Hotel Hyatt y el acceso a ver «de cerca» la salida se encuentra muy restringido, no se permite la entrada de bolsas personales, tan solo la identificación colgada al cuello (con foto incluida), así como la pulsera con el color que da acceso a distintas zonas. Hasta los fotógrafos tienen que llevar sus cámaras y objetivos encima porque la seguridad es maxima. Y mientras en tierra firme se escucha la típica música hawaiana, el tradicional himno americano, los profesionales masculinos que ya se han lanzado al agua se mantienen tras las tablas de surf que marcan la línea de salida flotando durante 5 eternos minutos hasta que de repente un cañonazo dispara las pulsaciones de miles de personas en todo el mundo. Comienza el triatlón más duro del mundo.

La natación cumpliendo las previsiones, los mejores nadadores imponen un fuerte ritmo que sea capaz de abrir hueco con los «remontadores», aunque este año contaban con un invitado inesperado, Patrick Lange. El ganador de los dos últimos dos años se cuela en el grupo de cabeza realizando la natación de su vida. Una transición a ritmo de un triatlón de distancia olímpica desprendiéndose todos del traje trampa a velocidad de vértigo, para comenzar una bici frenética, nadie quiere perder el tren y toma el mando el doble campeón olímpico Alistair Browlee, que imprime a la carrera un ritmo tan alto que poco a poco se va cobrando sus primeras victimas entre los mejores nadadores y (¡oh!, primera sorpresa del día),el actual campeón abandona en el kilómetro 60. Pero el ritmo no decae y los tres de cabeza se relevan mientras que por detrás el pelotón de máximos especialistas ciclistas (Camerón Wurf, Sebastian Kienle, Lionel Sanders y Boris Stein) va rebajando minutos. En Kona ha subido la temperatura pero en el retorno de Hawi sopla un fuerte viento y los vatios se disparan. A falta de 40 kilómetros Jan Frodeno que tiene buenas sensaciones, no se esconde y cambia el ritmo presentándose en la transición de bici a pie en solitario, aumentando las diferencias en este último tramo. Comienza una maratón en la que, entre el alto ritmo y un calor asfixiante, se encargarán de que cada uno ocupe su lugar en la prueba. Frodeno, imbatible, abre cada vez más hueco y, cuando es consciente de que puede batir el récord vigente, aún imprime más ritmo hasta el 7:51:13 final. Tim O´Donnell demuestra que con tesón puede repetir podium y Sebastian Kienle, siempre dando la cara, ha corrido como nunca volviendo a su tan querido podíum de Hawái. Ellos tres se subirán al cajón. Pero el top ten ha variado muchísimo durante la maratón, pocos mantienen su puesto respecto a la anterior transición, las explosiones se suceden en el Energy Lab y muchos campeones sufren la verdadera esencia de Kona.

¿Y las mujeres? Pocos deportes hay tan igualitarios como el triatlón: mismas condiciones, mismas distancias, mismos premios. Cinco minutos después de la salida de los hombres se escucha el disparo que anuncia una nueva lucha con una mar picada y las primeras mujeres llegan adelantando a los últimos hombres antes de la llegada a la primera transición, del agua a la bici. Aquí la bici también empieza a un ritmo altísimo, hay que abrir hueco con la reina de Kona, y es lo que hace Lucy Charles. No hay sorpresas en la bici, ¿o sí? Daniela Ryf no recorta tiempos, es más, se aleja. ¿Cómo puede ocurrir esto?. La maratón comienza con 10.30 a favor de Lucy Charles, pero ella sabe que con Daniela eso no es suficiente, ambas llegan en un gran estado de forma. Pero no contaba con la excepcional maratón de Anne Haug, que marca un tiempo igual que el de muchos pros masculinos, colocándose en cabeza y relegando a Lucy Charles de nuevo a la segunda posición.

Y comienza el desfile en meta, pros masculinos, femeninos, todos entremezclados superando tantos malos momentos, calor, humedad y cruzando la ansiada meta por respeto a la carrera y a ellos mismos. Y los grupos de edad no son ajenos a esto. Este año han salido por oleadas tratando de evitar la formación de pelotones en bici, algo casi inevitable cuando el nivel es tan parejo, y es que aquí solo corren los mejores de los mejores. Palani marca las primeras diferencias con una inclinación en esa cuesta para llegar a la Queen K que rompe todos los ritmos de carrera. Poca recuperación hay hasta llegar al Energy Lab, donde un calor infernal y la gran soledad que te invade son tus verdaderos compañeros de fatiga para retornar a Kona y lograr la gloria.

Y es que en Kona retirarse no es una opción, caminar está permitido, todo por escuchar “You are an ironman”.

Chrissie Wellington, una de las reinas de Kona, lo explica bien: todo el mundo quiere una carrera perfecta en Kona pero el ironman es incómodo, los problemas se presentan de forma inesperada y solo los que son capaces de superarlos logran tener la «carrera perfecta».