Una marea rosa y cuatro en el corazón de la Carrera de la Mujer

Pedro José Barreiros Pereira
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DEPORTES

La séptima edición de la prueba, que reunió a 7.500 participantes en el paseo marítimo de A Coruña, homenajeó a las cuatro mujeres asesinadas por la violencia machista en días previos a la prueba

25 sep 2019 . Actualizado a las 09:38 h.

La Carrera de la Mujer de A Coruña batió su propia marca. El paseo marítimo de A Coruña se abarrotó en una jornada alegre, lúdica y festiva, al tiempo que especialmente reivindicativa. Nada menos que 7.500 mujeres de todas las edades vistieron la inequívoca camiseta rosa en homenaje a otras 4 a las que esta misma semana la barbarie machista no dejó vivir más. En Valga Sandra, Alba y María Elena fueron acribilladas a tiros, mientras Adalid, quien este mismo año había participado en la Carrera de la Mujer de Valencia, murió asesinada en Madrid. Cuando el grito «nos queremos vivas» con que acabó el manifiesto previo a la salida de la prueba aún resonaba en el emocionado ambiente, las zapatillas comenzaron a volar sobre el asfalto.

Paula Mayobre, ganadora en el 2017, pulverizó los registros de los últimos años para subirse de nuevo al escalón más alto del podio. Con un amplio currículo en el atletismo, invirtió 22 minutos y 41 segundos en recorrer los 6,5 kilómetros de recorrido hasta la Torre de Hércules y vuelta hacia la meta del Palacio de los Deportes. La aresana se convirtió así en la primera mujer que se adjudica en más de una ocasión la prueba de la marea rosa, una de las más multitudinarias, animadas y divertidas del calendario coruñés, que este domingo alcanzó la séptima edición con una excelente salud. Por detrás se clasificaron Leticia Fernández (segunda con 23.57) y Jennifer Vega en tercer lugar con un registro de 25.47.

Reivindicación

La madrina de esta carrera fue la jugadora coruñesa de hockey sobre patines María Sanjurjo, quien está completando un 2019 de ensueño después de proclamarse campeona de la Copa de la Reina y, este mismo verano, campeona del mundo con la selección española. «Que yo esté aquí es una buena manera de premiar lo que hacemos las chicas en el deporte. Me gustaría representar a todas las mujeres que se dedican al deporte, sea profesional o no», comentó la joven, que no pudo participar esta vez en la prueba debido a los compromisos con su club, el Gijón. Su ejemplo guio a las 7.500 y 4 más que este domingo volvieron a la vida de la mano de esta imparable marea rosa, donde el esfuerzo y el buen rollo se dieron la mano con la reivindicación.

«Me encanta correr con mis niñas»

La carrera encerró muchas historias en una principal, la de 7.500 latiendo juntas en esta esquina del Atlántico. ¿Quién se le hubiera dicho a Mercedes Bugallo Quintela cuando tenía la edad de su nieta, al lado de la que corrió este domingo? «Me lo pasé estupendamente -comentaba agarrada al ramo de flores que le entregó la organización como reconocimiento a la mujer de más edad (82 años) en participar-, me encanta correr con mis niñas». Desde luego, el suyo no fue el tiempo de Paula Mayobre, quien afirmó: «Disfruto esta carrera como ninguna otra». O el de Leticia Fernández, con el vello de punta por los ánimos que ella y las compañeras que luchaban por el triunfo recibían del resto de participantes. «Es la primera vez que vengo y seguro que repetiré», prometió.

En el concurridísimo puesto de La Voz de Galicia, situado en la explanada del Palacio de los Deportes de Riazor, muchas participantes posaron en un gran photocall con el diseño de una portada del diario y el titular común de «Objetivo 2020: cáncer=vida». También había otros como el que dejó una niña. «Vengo de una familia de mujeres muy grandes», escribió en lo que se convertía en todo un lema vital y declaración de intenciones.

Implicadas

Lejos de los focos, decenas de carritos de bebés empujados por madres, tías y abuelas, algunas participantes vestidas con tutús de bailarina y otras con capas de princesa. Las había acompañadas por el perro; algunas niñas, como Alexia Rama, de la categoría de 12 a 15 años, que llegó la decimosexta de todas; y varias sillas de ruedas, como la de Mónica Álvarez San Primitivo. «Estoy aquí por esta buena causa, en la que estamos implicadas todas las mujeres», afirmó acompañada por una docena de compañeras de la Asociación de mujeres con discapacidad de Galicia, Acadar. Algunas hasta hacían sonar la gaita y la pandereta, como María José, Charo, Maricarmen y Juana, del grupo Birloque Gaiteiros, de la Asociación Cultural Diapasón. «Nos encanta el ambiente que hay, a ver si el año que viene podemos traer a más compañeras», decían. Será la octava edición de esta inabarcable marea rosa.