Tablas entre Lugo y Ponferradina en el derbi de Os Ancares

I.MEITIÍN BUJÁN

DEPORTES

Alberto López

Los bercianos neutralizaron en siete minutos una desventaja de dos goles: 2-2

18 sep 2019 . Actualizado a las 21:00 h.

Lugo: Varo, Campabadal, José Carlos, Peybernes, Canella, Seoane, Jaume Grau, Iriome, Yanis Rahmani (Gerard Valentín, min 88), Herrera (Carlos Castro, min 64) y Manu Barreiro (Pita, min 81)

Ponferradina: Manu García, Maxi Villa (Isi, min 58), Trigueros, Noguera, Luis Valcarce, Sielva, Fullana (Yuri, min 46), Son, Nacho Gil, Bravo (Larrea, min 58) y Kaxe

Goles: 1-0, min 31: Manu Barreiro. 2-0, min 45: Manu Barreiro. 2-1, min 76: Larrea. 2-2, min 83: Luis Valcarce.

Árbitro: Ortiz Arias, del comité madrileño. Amonestó a los jugadores visitantes Noguera, Sielva, Trigueros y Kaxe.

Incidencias: Estadio Ángel Carro. 3.702 espectadores. Los equipos salieron con camisetas conmemorativas del día mundial del Alzheimer.

Lugo y Ponferradina se repartieron los puntos en su reencuentro en Segunda División. Toda¡ emoción en el derbi de Os Ancares se concentró en los minutos finales del partido. La Ponferradina neutralizó en siete minutos una desventaja de dos goles y en el descuento cualquier equipo pudo cazar la victoria.

Bastaron unos pocos minutos para comprobar que Eloy Jiménez no fantaseaba con sus sospechas en la víspera del duelo. El cuadro berciano saltó al tapete del Ángel Carro con arrojo y determinación, las ideas muy claras y con las líneas bien adelantadas para neutralizar el fútbol de toque que practica el Lugo. En el primer cuarto de hora provocó hasta tres errores graves en la retaguardia albivermella. Pasaban los minutos y el Lugo se veía incapaz de superar la sólida telaraña que tejió Jon Pérez Bolo en la parcela central, con un doble pivote y continuas ayudas de los tres hombres que situó por delante. Solo con pases largos conseguían los locales generar cierta inquietud en la meta que custodiaba Manu García, que no realizó ninguna parada en la primera mitad. Esa fue la fórmula del 1-0. Jaume Grau, desde campo propio, lanzó un pase al espacio para Cristian Herrera, que esperó la llegada de Manu Barreiro y este estrenó su cuenta goleadora con un disparo raso al palo largo. Y si inesperado fue este gol porque era la Ponferradina la que parecía tener la situación bajo control, todavía más sorpresa causó el segundo. El disparo de Yanis Rahmani se estrelló en la mano de Maxi Villa y Manu Barreiro transformó con aplomo el penalti. Ni el más optimista de los seguidores albivermellos contaba con que su equipo alcanzara el intermedio con tan valioso botín.

El preparador visitante movió ficha tras el asueto. Con la entrada de Yuri la Ponferradina pasó a jugar con solo un pivote defensivo y dos delanteros. Sus planes pudieron irse al traste de inmediato en una acción bien trenzada por el costado derecho. La puso Campabadal y el violento remate de Manu Barreiro lo rechazó con apuros su homónimo berciano. Poco después de esa acción, y viendo que su equipo comenzaba a estar a merced del rival, Jon Pérez Bolo gastó sus últimos cartuchos con Isi y Larrea. Pero ni con esas consiguió corregir el rumbo de un partido del que se había adueñado el Lugo. Yanis Rahmani, que jugaba su primer partido como titular, buscó un imposible en una falta que había provocado cerca del vértice del área. Su remate se estrelló en el lateral de la red. No desistía la Ponfe, que alcanzaba las cercanías del área contraria sin grandes problemas, pero le faltaba inspiración para comprometer a Varo. Hasta esa acción del 2-1 en la que casi todo el mérito fue de Isi, que controló con calidad un balón caído del cielo, profundizó sobre Son con un taconazo y el pase a la frontal del lateral lo remató de forma impecable Pablo Larrea. Quedaba partido y Eloy Jiménez protegió a su equipo con Carlos Pita en lugar de Manu Barreiro. Había que defender la victoria y frenar como fuera el arreón final. La suerte traicionó al Lugo en la acción del empate, que llegó en un centro desde la izquierda de Valcarce que se envenenó tras tocar en Iriome. El final del partido fue cardíaco, con ocasiones claras en las dos porterías. Una ruleta rusa que lo que provocó fueron nervios pero no alteró el marcador final.