Un magistral Rins bate a Márquez en la última curva

Borja González

DEPORTES

DAVID KLEIN

Triplete español en el podio de MotoGP de Silverstone, el segundo del año, el vigésimo en la historia, con un precioso duelo entre Rins y Márquez, con Maverick Viñales como espectador de lujo

26 ago 2019 . Actualizado a las 09:55 h.

Las Yamaha de Maverick Viñales, Valentino Rossi y, sobre todo, Fabio Quartararo, y la Ducati de Andrea Dovizioso. Más alguno de los habituales. Estos eran los pilotos que estaban en la lista de Marc Márquez como rivales por la victoria en Inglaterra, aunque como había sucedido dos semanas atrás en Austria, siempre con su nombre un punto por delante del resto, si se tomaba como referencia el análisis de lo visto en los entrenamientos. Un grupo nutrido del que destacaba a Quartararo, aunque sus ojos siempre estaban fijados en Dovizioso, el que más cerca llegaba en la pelea por la general. Y justo fueron los dos que detonaron la carrera. El francés cometía un error pocos metros después de la salida, se le cerraba el tren delantero, y caía en medio del pelotón de MotoGP; el italiano se lo encontraba a mitad de su trazada, sin posibilidad de salvar el desastre: caída, por suerte sin consecuencias físicas serias (para ninguno de los dos, después de pasar por un centro hospitalario en Coventry), pero que le dejaba en fuera de juego por segunda vez en el año, después de que en Montmeló fuese un fallo de Jorge Lorenzo el que le dejase con un cero. Con estos dos fuera, a Márquez, líder desde el inicio, le salieron otros dos rivales. Uno que se desinfló, Rossi, y otro que le aguantó y que interpretó a las mil maravillas el tipo de carrera que se iba a poner en marcha.

Alex Rins, a priori no señalado como uno de los favoritos, aunque pertenece a ese grupo de 'habituales' señalados por el de Honda, se pegó a su rueda trasera y aprovechó el desconcierto creado por el inicio de la carrera primero, y por la situación de la prueba después. Y es que mientras Rossi iba perdiendo comba, Viñales iba ganando en confianza, hasta el punto de pasar a su compañero de equipo y después comenzar a recortar a los dos de delante, en un trazado en el que él mismo había dado a Suzuki su primera victoria (2016) en el regreso de la marca nipona a MotoGP. «He visto que Rins cortaba más y que en una vuelta Viñales nos recuperaba un segundo casi y he pensado 'no hagamos tonterías; lideraré la carrera, haré el desgaste como en las bicis', y lo he hecho», explicó Márquez sobre el momento en el que decidió ceder el liderato de la prueba a su rival, 'honor' que este prefirió rechazar para poder poner en práctica su estrategia de final de carrera. «Sobre todo no quería enseñarle que en el último sector me sacaba muchísima distancia. Ha sido más una estrategia de no enseñarle nuestro punto débil, que el hecho de no tirar», reconoció el barcelonés, al que en todo momento se le vio muy cómodo en un trazado que parece encajar a la perfección con su moto, y que incluso fue capaz de rehacerse de un par de fallos: uno que a punto estuvo de llevarle al suelo al perder la rueda trasera, otro al equivocar la cuenta atrás de vueltas y tratar de rebasar a Márquez por fuera sobre la misma recta de meta, teniendo que salirse por fuera de la línea al quedarse sin espacio. Pese a todo esto, Rins llegó a la última crucial vuelta a rueda de Márquez, y con Viñales apretando en busca de una infructuosa remontada. «A mitad de carrera sí que creí que podría, pero cuando lo he intentado he vuelto a calentar la goma y a bajar el ritmo. Tercero era lo máximo que podía conseguir hoy», aceptó el de Yamaha.

Márquez se dedicó en ese giro final a cerrar cada hueco y frenar lo más tarde posible, quizás demasiado en la última curva, lo suficiente para que Rins le cogiese el interior y le ganase por aceleración, algo sacrificado por la Honda en esa última maniobra. Trece milésimas de segundo le dieron a Rins su segundo triunfo de 2019, el margen de la segunda derrota consecutiva de Márquez sobre la línea de meta, tras la de Austria ante Dovizioso. Un resultado que, en cualquier caso, le permite mantener ese ritmo de primeros y segundos y que con el cero del italiano le permite afrontar las últimas siete pruebas del calendario con 78 puntos de ventaja, más de tres grandes premios, lo que hace que comience ahora la cuenta atrás de la consecución del que debería ser su sexto título en la clase reina.