Virginia Ruzici: «Yo soy la causa de que tú estés aquí»

fernando rey tapias

DEPORTES

franck castel

La extenista rumana, clave en el banquillo de Halep en Wimbledon, impactó al padre de las Williams para programar a sus hijas como tenistas

17 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Wimbledon 2019 se recordará por varios detalles que le diferencian de otras ediciones, pero una historia única quedó, para la mayoría, solapada. Simona Halep, la campeona femenina, tan querida en el circuito por su sencillez, su profesionalidad y su simpatía, contó con un apoyo clave en su banquillo.

Derrotada en tres finales de grand slam en las que partía como favorita, no se desanimó y su trabajo y determinación tuvieron su premio. Primero en Roland Garros 2018, y después el pasado sábado al conseguir su sueño. Durante la entrega de trofeos y en los momentos siguientes que las cámaras penetran en el recinto, la cara de la rumana era el vivo espejo de una felicidad plena.

Al margen del resultado, hay un curioso detalle que nadie percibió. En la primera fila del palco de Halep, además de su actual entrenador y de sus padres, había una señora morena de cara menuda, a la que Simona aludió en su discurso de agradecimientos: «Gracias también a Virginia».

¿Y quién es Virginia Ruzici? Pues la mejor jugadora en la historia del tenis femenino rumano, ganadora de Roland Garros en 1978, finalista dos veces más en mixtos, una de pareja con Ion Tiriac, y desde hace una década, manager de Simona Halep.

¿Qué tiene de especial Viginia Ruzici como para mencionarla en este artículo? Para explicarlo, tenemos que remontarnos a 1980, en Estados Unidos.

El zapaeo y el quiosco

Un afroamericano llamado Richard Williams zapeaba en su televisor, cuando vio que en un canal ponían la entrega de trofeos de un torneo en Salt Lake City. La vencedora, Virginia Ruzici, recibía un cheque de 40.000 dólares. Incrédulo, Richard fue al quiosco la mañana siguiente para confirmar la veracidad de la información e inmediatamente le dijo a su mujer, Oracene, que debían tener más hijos y hacerlos tenistas. Ambos habían tenido matrimonios anteriores con hijos, pero de su relación acababan de tener a Venus. Hay versiones que hablan de que Richard le sacó las píldoras anticonceptivas a Oracene, pero lo cierto es que, fuese como fuese, al año siguiente nació Serena.

La obsesión del éxito

Williams tenía meridianamente claro que iba a dedicar toda su existencia, a partir de entonces, a convertirlas en profesionales. Increíblemente, una persona que no tenía conocimiento alguno de tenis lo consiguió.

Richard empezó a empaparse de toda la literatura que pudo leer sobre tenis e hizo un manual de 78 páginas de todos los pasos a seguir. Entrenando desde poco más de los 3 años y alternando escuelas con sus propios entrenamientos, consiguió que Venus y Serena copasen los primeros lugares del ránking de California (el de sub-12 y el de sub-10, respectivamente). A partir de ahí, Williams cruzó el país para llevarlas a la escuela de Rick Macci, en Florida, donde las niñas se entrenaron durante cuatro años (6 horas diarias). Lo demás ya figura en los palmarés impresionantes de las dos hermanas.

Will Smith en el cine

Una historia de película que llevará al cine con Will Smith encarnando el papel de Richard, un visionario al que muchos tildaron de loco, pero al que Keven Davis, su asesor legal durante muchos años, decía que «no hay que subestimar» porque «su locura tiene un método» y que «todo lo que dice está muy bien pensado y, 99 veces de cada 100, obtiene resultados».

Lo cierto es que, a diferencia de los demás casos de padres que tuvieron un triste protagonismo en las relaciones con sus hijos (Agassi, Pierce, Dokic, Henin, Bartoli, Sharapova), en el caso de las Williams siempre han mantenido una sensación de buena relación familiar, aún después de la separación de Richard y Oracene. Un caso excepcional, con métodos más que cuestionables, y desde luego nada recomendables para imitar.

La inspiración fue la verduga

Volviendo al comienzo, es una increíble coincidencia que Virginia Ruzici, la casual protagonista que motivó esta historia, estuviese, casi 40 años después, como parte del equipo de la jugadora que iba a impedir a Serena conseguir uno de los pocos récords que le quedan por batir. Como bromeaba Virginia cuando se encontró la primera vez con Venus en el circuito: «No te olvides que yo soy la causa de que estés aquí, y lo que es más importante, de que tu hermana exista».

¿Quién nos iba a decir a Óscar Burrieza y a mí, en 1997, el año en el que el lucense ganó en la hierba de Mánchester, que pasó la previa de Wimbledon, y en el que Venus debutó, que las tres acompañantes que nos acopló la organización para llevarnos al hotel (Oracene y sus dos hijas) iban a conseguir 30 títulos individuales de grand slam, 14 de dobles, dos de mixtos y ocho oros olímpicos?

Una locura que tuvo su origen en la actuación de una antigua campeona rumana, que el sábado pasó desapercibida como una integrante más del eufórico palco de Simona Halep.

Una edición con muchos detalles para el recuerdo

Wimbledon 2019 será recordado, fundamentalmente, por la final entre Federer y Djokovic, la más larga hasta la fecha, y la primera en inaugurar el nuevo sistema de resolver con un tie break el empate a 12 juegos en el último set. Pero también lo será por ser una edición en que la lluvia no hizo su aparición ni un solo día, contribuyendo al sentir general de que la hierba estaba más lenta, lo que permitió tantos con largos intercambios de peloteos, más propios en la tierra que en el césped.

La final masculina fue espectacular, aunque hubo una cierta decepción con la derrota de Federer después de estar a un solo punto de ganar el torneo, su noveno título de Wimbledon, a menos de un mes de cumplir los 38 años. Sin embargo, sorprende lo poco que se ha comentado sobre el mérito de Serena en la final femenina, que tras ser madre y tener a lo largo de su carrera lesiones y enfermedades de importancia, sigue al máximo nivel a punto de cumplir los 38 años.

Al perder la final con Halep, también perdió la posibilidad de igualar los veinticuatro títulos de grand slam individual de la australiana Margaret Court. Halep, por su parte, jugó muy bien y se impuso con claridad en un partido muy discreto de Serena.