Cuando tu entrenador es también tu gran rival y te marca un golazo

DEPORTES

Óscar Cela

Rafa Casanova jugó con el Friol contra el Ribadeo, el equipo al que entrena, en la Copa Diputación de Lugo

16 jun 2019 . Actualizado a las 23:10 h.

Rafa Casanova ha disfrutado de grandes tardes en su etapa como profesional del fútbol en equipos como el Lugo o el Racing de Ferrol, pero en pocos partidos contó con tanto protagonismo y cariño como en el de ayer en el que defendió como delantero con libertad total de acción al equipo de su pueblo y en el que dio sus primeros pasos como jugador frente a otro de los clubes de sus amores, el Ribadeo, al que ahora dirige como entrenador, aunque ayer cedió el testigo a su segundo, Salva Fernández.

La curiosa circunstancia hizo que en la semifinal de la Copa Diputación de Lugo disputada en el campo friolense de A Reigosa se congregara más público de lo normal, así como una notable presencia de medios de comunicación.

El partido comenzó mal para el Friol, que encajó un tanto mediada la primera mitad que parecía sentenciar el partido, sobre todo por ser el Ribadeo de categoría superior. Lo que no esperaban los mariñanos, o quizá sus pupilos sí, es que su entrenador reconvertido ayer en enemigo iba a marcar uno de los goles más plásticos de su carrera en el partido en el que era el mayor protagonista. Transcurría el minuto 35 cuando un delantero del Riabadeo era derribado en el pico del área. Rafa Casanova colocó el balón con mimo, tomó poca carrerilla y con un toque preciso lo depósito en la portería de Hugo López. «No marca uno en toda la liga y lo tiene que hacer hoy, dijo el guardameta entre carcajadas al final del partido, batido por su habitual entrenador. «Cuando vi que el árbitro pitaba la falta, ya sabía que, si no le pegaba hacia mi lado, era gol; y así fue, es un crac», comentó el meta. «En los entrenamientos se los meto todos», bromeó Casanova. El portero se vengó de este tanto sacándole al punta un balón de la misma escuadra en la segunda mitad.

La igualdad del partido fue enorme y terminó con empate a un gol. Rafa fue el encargado de lanzar el primer penalti, otra vez contra el equipo al que entrenad, y lo marcó, aunque al final el Friol quedó eliminado tras una larga tanda de penaltis. Curiosamente, los friolenses se clasificaron desde los once metros sin fallar ni un solo lanzamiento en las dos eliminatorias previas, pero no tenían enfrente a Hugo, el portero del Ribadeo, que detuvo dos penas máximas y dio el pase a la final a los mariñanos. «Fue un partido de fiesta entre el equipo de mi casa y delante de mis vecinos frente al club que entreno y que quiero mucho, por lo que disfruté mucho», expresó Rafa Casanova.

Lo único que estaba claro en este encuentro es que Rafa Casanova iba a estar en la final de la Copa Diputación. «Ya lo dije durante la semana, de los cuatro equipos que jugamos las semifinales solo se sabía que yo iba a estar en el partido de Taboada».

Lo que agradeció Casanova es que le respetaran los defensas a los que entrena durante toda la temporada. «Tengo que reconocer que se portaron bien, a veces rascan algo en algún partido, pero hoy fue un choque muy limpio por ambas partes. Ahora ya tenemos que empezar a preparar la gran final que queremos ganar», concluyó después de su partido más peculiar.