Fran Rico: «Llegué a pensar que no lo lograría, que no volvería a jugar nunca más»

DEPORTES

Superó los peores pronósticos tras una grave lesión de rodilla que lo apartó 840 días: «Me daba pena no tener ni un recuerdo con mi niño»

12 jun 2019 . Actualizado a las 14:26 h.

En unos días tomará las maletas para volver a casa. De vacaciones. Francisco Rico (Portonovo, 1987) deja atrás una temporada llena de contrastes. Obtuvo la recompensa en la fiesta de final de curso, con un Granada ya ascendido, tras 28 meses de silencio futbolístico. Tras tres cirugías en su rodilla. Y tras muchas horas apartado de la competición -más de 20.000- en las que llegó a plantearse si volvería a ser útil al juego. Su rodilla dijo basta en el Sánchez Pizjuán, el 18 de febrero del 2017. Jugaba cedido en el Éibar. Fran ha vuelto una vez más. Contra muchos pronósticos. Y pretende quedarse en Primera.

-¿Cómo se entera de que, al fin, había llegado su momento?

-Me lo dijo el entrenador, al principio ya de la semana pasada. Estuve todos los días dándole vueltas a cómo sería el partido, a cómo iba a encontrarme, si sería capaz de competir las disputas del balón. Hasta le pedí al club que me pasara la convocatoria antes que a nadie porque me hacía mucha ilusión tenerla yo el primero. Luego se les ocurrió que sería bonito si era yo el que la hacía pública.

-55 minutos no es mucho tiempo para compensar tanto vacío.

-En el descanso el míster me preguntó cómo estaba. Le dije que me dejase diez minutos más. Luego me arrepentí, porque me encontraba perfectamente jugando. Son muchos malos momentos los que quedaban atrás. Después de tanto sufrimiento ha sido un día espectacular para mí. La cabeza funcionó bien, conseguí disfrutarlo.

-¿Cuántas veces ha vuelto mentalmente a aquel Sevilla-Éibar?

-Llegué a ese partido con muchas molestias, había parado ya antes cerca de un mes. Jugué los noventa minutos y acabé con muchísimo dolor. Decidí afrontar una nueva operación y se convirtió en un suplicio. Me sentía cada vez peor. Luego vino una segunda intervención, después una tercera. Cada vez las sensaciones eran peores.

-Y uno llegará a plantearse todo, incluso si la historia se acabó.

-Había tenido dos lesiones graves antes. En una había estado catorce meses parado y en un otra un año y cuatro meses. Durante esas dos recuperaciones siempre pensé que volvería a jugar, a pesar de todas las complicaciones que surgieron. Esta vez sí me planteé que igual no lo conseguía. Fui a la tercera operación a la desesperada y no mejoraba. Llegué a darle una vuelta, a dudar de si realmente iba a ser capaz de recuperarme algún día, a pensar que igual no lograba jugar como profesional nunca más.

-En los mensajes de agradecimiento, que tendrán muchos créditos, mencionó a Antonio Dionisio, jefe médico del Granada.

-Ha tenido una paciencia conmigo increíble. José Molina, el recuperador, ha pasado muchísimas horas a mi lado. Los fisios. Y Juan Cota -médico del Celta y de la selección- que siempre ha sido mi confesor, mi referencia para todo. Lo llamaba en los días malos, siempre tenía un momento para atenderme, para resolver cualquier duda. Entre todos, con mi familia que es lo más importante, lo han conseguido. Esto no lo he hecho solo yo.

-Le queda un año de contrato.

-Sí, y no sé las intenciones del club. Supongo que harán balance de las situaciones personales de cada uno tras el ascenso y tomarán decisiones. Estoy encantado aquí, quiero cumplirlo. Ahora que me veo con opciones, que vuelvo a sentirme jugador, ojalá pueda seguir. Pero también sé cómo es el fútbol, cómo funciona, y si el club no lo viese de la misma forma que yo, lo aceptaría.

-Queda un tren para el ascenso.

-Y no veo favoritos a estas alturas. Como gallego, me gustaría que ascendiera el Deportivo. Cuántos más equipos de la tierra en Primera mejor, y más si estoy yo, son más viajes que haces a casa a ver a la familia.

«Me daba pena no tener ni un recuerdo con mi niño»

 El año 2017 lo lleva marcado a fuego. En febrero, la maldita rodilla le sumía en el ostracismo profesional. En verano, Fran Rico estrenaba paternidad. Su hijo, Mikel, nunca lo había visto disputar un partido oficial. Hasta el pasado sábado, en el que saltó al césped de Los Cármenes, con los ojos bien abiertos y de la mano de su padre.

-¿Sentía que tenía con su hijo una deuda pendiente?

-Cuando nació, yo ya estaba lesionado. Mi hijo sabía que tenía un padre futbolista al que nunca había visto jugar un partido. Para mí llegó a ser un reto personal. Me daba mucha pena haber estado tantos años jugando como profesional y no poder tener en mi carrera ni un solo recuerdo con mi niño.

-Otra deuda saldada.

-Que haya podido salir con él de la mano al campo fue algo inolvidable. Me emocioné y lo recordaré siempre. Sentí que, de alguna forma, compensaba tanto tiempo, tantos malos ratos.

-¿Qué parte del sufrimiento durante un período tan largo se queda uno y cuál su familia?

-Por mi carácter, soy de pocos días malos respecto a los buenos, pero es verdad que los malos han sido muy complicados. Han tenido que aguantarme en casa muchas veces. Mi mujer, mi hijo. Mis padres, también, claro. Otras veces intentas llevar la procesión por dentro, que no se te note demasiado lo que estás pensando.

-De la primera lesión de rodilla hace ya más de una década. Y, desde entonces, el martirio ha sido permanente, un vía crucis.

-La clave fue la primera operación, en Madrid. No se hizo del todo bien. Y, a partir de ahí, vinieron todos los problemas que me han ido lastrando en mi carrera. Desde los 21 años en adelante he cambiado mi manera de jugar, he tenido que reinventarme muchas veces. Había cosas que ya no era capaz de hacer. Las lesiones me han hecho fuerte mentalmente, pero no me han dejado disfrutar del fútbol como me hubiese gustado. He tenido que convivir con el dolor, con las molestias, en demasiados entrenamientos, en muchos partidos.

-Es difícil calcular hasta dónde habría llegado sin lesiones

-Por una parte sería injusto que yo me quejase de haber tenido mala suerte. Siento que he podido cumplir todos mis sueños. He llegado a jugar muchos minutos en Primera División, he podido celebrar goles y he conocido gracias al fútbol a mucha gente importante, que también me ha ayudado mucho. Todo eso lo tengo muy presente, no dejo de valorarlo. Y la verdad, tampoco me he parado a pensar demasiado en qué hubiese sido si no hubiese padecido tanto con las lesiones. No puedo negar que me han condicionado mucho, pero prefiero no pensarlo.