O cómo no recordar el debate de Estado que hubo en España tras la camiseta del Mundial de Rusia. Adidas coló una franja entre el azul y el morado para hacer un homenaje a la equipación que la Selección vistió en Estados Unidos 1994. El morado no era un color cualquiera. Cientos de republicanos confesos se lanzaron a obtener una camiseta de la selección.Lo que pasó en el Mundial ya es harina de otro costal.
Incluso cambios puntuales pueden estar sometidos a la mayor de las presiones. El ejemplo de la camiseta del Athletic del artista vizcaíno Darío Urzay para la Copa de la UEFA del 2003-2004 es ineludible. Y más en un club de tradiciones tan férreas como el Athletic de Bilbao. Fue tildada de «horrorosa» y comparada con manchas de kétchup. Hoy se ve como una apuesta revolucionaria para la época.
Este problema, el de la identidad en las camisetas de fútbol, no lo tienen en Estados Unidos. La selección de ese país acostumbra a presentarse a cada cita con una equipación totalmente diferente a la anterior. No tendrán identidad, pero problemas que se ahorran. Lo comido por lo servido.