Golden State ahogó a Toronto con un parcial de 0-18

L. Balado

DEPORTES

WARREN TODA | EFE

Los campeones ganan el segundo partido de la serie que ahora se traslada a Oakland

04 jun 2019 . Actualizado a las 11:39 h.

Golden State Warriors ganó el segundo partido de la final de la NBA e igualó la eliminatoria (1-1) tras lograr la victoria en Toronto en el segundo enfrentamiento de la serie. Un duro revés para el equipo canadiense que hasta el descanso, al que llegó con cinco puntos de renta en el marcador, fue superior a los vigentes campeones pero que acabó perdiendo tras un desastroso inicio del segundo tiempo. El tanteo final se lo llevó con justicia el equipo visitante (104-109).

El golpe es duro no por la derrota, sino por el modo en el que se produjo. En un ambiente fantástico en un pabellón de Toronto repleto de personalidades -hasta el expresidente Obama se dejó ver- todo parecía estar de cara para el 2-0. Kevin Durant volvió a ser baja por lesión, Toronto Raptors era superior al ecuador del partido y Stephen Curry, estrella de los Warriors, tuvo mareos y problemas de deshidratación y se tuvo que retirar a vestuarios sembrando la incertidumbre en sus filas. El campeón de la Conferencia Este llegó a creerse que podía atestar un golpe definitivo a la serie y solo los problemas con las faltas que llevaban constantemente a Golden State a la línea de personal mantenían al equipo de Steve Kerr a flote en el partido. Bueno, los tiros libres y un DeMarcus Cousins que en su segundo partido tras la lesión sostuvo a su equipo en los momentos más duros y acabó brillando con un doble-doble de 11 puntos y 10 rebotes a los que sumó seis asistencias en 28 minutos de juego. Ha vuelto a coger el ritmo de competición y ya es una nueva preocupación para Nick Nurse y sus hombres.

Todo se torció en el inicio del tercer cuarto. La renta obtenida tras el trabajo de la primera mitad se vino abajo cuando los Raptors de Toronto no lograron anotar ni un solo punto en casi seis minutos de juego. Las consecuencias fueron fatales. Los Warriors aprovecharon la pésima racha y la sequía anotadora de los locales se tradujo en un parcial de 0-18, una estadística imperdonable para un equipo que quiere ser campeón de la NBA.

La lectura entre la plantilla de Toronto fue unánime. El tercer cuarto acabó con cualquier posibilidad. «Esto pasa», trataba de explicar Ibaka asegurando que pájaras de este estilo son habituales en este tipo de citas. Marc Gasol fue más técnico. «Perdimos el ritmo en ataque». El pívot de la selección española firmó una noche gris en la que anotó seis puntos y capturó seis rebotes en un partido en el que se cargó de faltas muy pronto. Ni un disparo se jugó Marc Gasol en los momentos claves, mientras que otros jugadores con muchísimos menos galones en la Liga probaban a lanzar una y otra vez sin demasiada fortuna. La inspiración de VanVleet -un jugador que promedió siete puntos en temporada regular y que tras el nacimiento de su segundo hijo el pasado 25 de mayo está anotando 16 puntos de media en la final- no fue suficiente. Siakam, también cargado de personales, tuvo una noche muy mala. Kyle Lowry, que acabó expulsado, más de lo mismo. Kawhi Leonard fue de nuevo el sostén de su equipo con 34 puntos. Es un jugador sobrenatural, con una capacidad defensiva y reboteadora solo ponderable viéndole jugar, pero si su descomunal talento será suficiente para tumbar a los Warriors es otro debate. Más teniendo en cuenta que el de LeBron no fue suficiente los dos pasados años.

Golden State ha tenido problemas de lesiones con prácticamente todo su equipo durante la postemporada. Ayer Klay Thompson (25 puntos) también se tuvo que retirar lesionado. Y aún así siguen ganando. Y de qué manera. Todas las canastas anotadas por el equipo visitante en la segunda parte llegaron tras asistencia. Los dos siguientes partidos se disputarán en el Oracle Arena de Oakland, la casa de los Warriors. La final podría salir sentenciada de San Francisco. La bala perdida es para lamentarse.