La fábula de la pulga y la hormiga

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ALBERT GEA | REUTERS

El incomparable talento de Messi y la gestión de Valverde impulsan a un Barcelona que ha ganado en prestaciones pero ha perdido en identidad

28 abr 2019 . Actualizado a las 09:08 h.

Fue su paisano Mario Kempes, el que al ver sus prestaciones con apenas 1,68 centímetros y 18 años, bautizó a Leo Messi como la «pulga atómica». Desde entonces su leyenda sigue sin encontrar epílogo. Hace más de tres décadas, allá por 1988, Javier Clemente, entonces técnico del Espanyol, renombró a un flacucho delantero llamado Ernesto Valverde como «Txingurri», hormiga en vasco. «Se lo puse porque yo tenía un barco que se llamaba así y él era ideal para pescar». La metáfora, referida a su perfil como ariete, bien podría extenderse a su discreta perseverancia en su faceta como técnico.

El más desequilibrante

Messi sigue rindiendo a un altísimo nivel. Leo encabeza la nómina de goleadores en liga con 34 dianas, pero también el de asistencias, con 13. Luis Suárez, con 21 goles, y segundo máximo anotador junto a Benezema, es su gran benefactor. Los de Valverde han marcado 86 goles en 35 jornadas. Una media de dos y medio por partido. El Atlético suma 52 y el Real Madrid, con un partido menos, 59.

Reparó dudas en defensa

Tras un titubeante comienzo, ganó solvencia. Lejanos parecen los quebraderos de cabeza que le dio a Valverde el rendimiento de su defensa en los primeros meses de competición. Al Barcelona le marcaban a pares modestos como el Girona, el Leganés o el Rayo. El Betis se llevó los puntos del Camp Nou en noviembre tras ganar 3-4. Pocos dudan, a estas alturas, de la eficacia de la pareja Piqué-Lenglet y del vuelco en su rendimiento.

La gestión del vestuario

Valverde ha sabido pulir las aristas. Las muestras reincidentes de indisciplina de Dembelé, con ausencias injustificadas en los entrenamientos, por las que llegó a ser multado, o la controvertida relación de Coutinho con la grada, no han pasado factura al equipo. Valverde ha logrado mantener la sintonía con un vestuario, con mayor fondo de armario, y que fue clave en su renovación para las próximas dos temporadas.

Los duelos directos

Doble victoria ante el Real Madrid y puntilla al Atleti. La visita de los de Simeone al Camp Nou, el pasado 6 de abril, cerró virtualmente esta liga. El Barcelona se impuso 2-0 tras mostrar un dominio arrollador sobre el aspirante a destronarlo (1-1 en la ida en el Metropolitano). El Madrid se había descolgado antes. Los de Valverde vencieron en los dos enfrentamientos ante los blancos: 5-1 en el Camp Nou y 0-1 en el Bernabeu.

La mancha de la cantera

Sin continuidad al proyecto de la Masía. La seña de identidad del Barcelona de los últimos tiempos, la de combinar futbolistas amamantados en sus categorías inferiores con fichajes de relumbrón, se sigue desinflando. Al único nuevo discípulo, Carles Aleñá, con un bagaje discreto de minutos en 14 partidos, le aumentarán la competencia la próxima temporada con el fichaje de De Jong. Por si fueran poco ya los Busquets, Rakitic, Arthur o Arturo Vidal. De aquel sello, quedan solo veteranos.

Tres lustros de dominio

Ha ganado diez de las últimas quince ligas. La pregunta retórica de Zidane: «Tenemos 33 ligas y el Barcelona, ¿cuántas?». El francés no quiso enumerarlas, pero sí llamar la atención sobre el dominio de su máximo rival en los últimos años. «Para mí, lo más importante es la liga», añadió. Con este, el Barcelona suma 26 títulos ligueros. Diez de ellos, rubricados en los últimos quince años por los cuatro que sumó el Madrid.