Van der Poel sorprende en un final brillante y se adjudica la Amstel Gold Race

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MARCEL VAN HOORN | EFE

Su padre ya había ganado la clásica; malas sensaciones de Valverde

21 abr 2019 . Actualizado a las 19:38 h.

El ciclista holandés Mathieu van der Poel (Corendon-Circus) se adjudicó ayer, con un sorprendente esprint llegando desde atrás, la 54.ª edición de la Amstel Gold Race, primera clásica del tríptico de las Ardenas y disputada sobre 265,7 kilómetros entre Maastricht y Valkenburg, y une su nombre al de su padre en el palmarés de ganadores de la cita.

Como hiciera su progenitor, Adrie van der Poel, en 1990, Mathieu, también nieto del mítico ciclista francés Raymond Poulidor, se impuso al calor de sus compatriotas en la llegada a Valkenburg, después de un recorrido rompepiernas de 35 cotas y cuatro circuitos. Así, toma el testigo del danés Michael Valgren, ganador de la edición anterior.

Al podio de la cita también se subió el australiano Simon Clarke (Education First), compañero en la escapada final para dar caza a los dos fugados: el danés Jakob Fuglsang (Astana), que finalmente fue tercero, y el francés Julian Alaphilippe (Deceuninck-Quick Step), ganador de la Milán-San Remo y que tras liderar la prueba solo pudo ser cuarto.

A más de 200 kilómetros para meta, se formó la primera fuga del día. Con el paso del tiempo, el grupo alcanzó once corredores que afrontaron con ocho minutos de ventaja la primera subida al mítico Cauberg. Por delante quedaban todavía 22 ascensiones, y los kilómetros fueron pesando en las piernas de los escapados. Astana controló la fuga. Por detrás, los Sky y Alejandro Valverde (Movistar) trataban de posicionarse en la cabeza del pelotón.

Una vez neutralizada la fuga, fue el neerlandés Mathieu van der Poel (Corendon-Circus) el que trató de irse en solitario, pero el grupo frustró su intento. Sí tuvo éxito, en cambio, el francés Julian Alaphilippe (Deceuninck-Quick Step), que se marchó con el danés Jakob Fuglsang (Astana) a algo más de 30 kilómetros de meta.

Fuglsang y Alaphilippe se retaron en los últimos kilómetros en busca de su primer triunfo en la prueba, y se centraron tanto en sí mismos que no se percataron de que por detrás llegaba un neerlandés dispuesto a conquistar la gloria en su casa.

Van der Poel tiró de otros siete compañeros del grupo perseguidor, que se separó del pelotón, y se plantó, a falta de 50 metros, junto a los dos escapados para ganar, en el esprint final, la cita en la que ya se impuso su padre en 1990.

Triunfa Niewiadoma

En la prueba femenina, que celebró su sexta edición, la polaca Kasia Niewiadoma (Canyon Sram Racing) fue la más fuerte en la definitiva ascensión al Cauberg y se impuso por delante de las neerlandesas Annemiek van Vleuten (Mitchelton-Scott) y Marianne Vos (Ccc-Liv Team). La española Mavi García (Movistar) concluyó a algo más de cuatro minutos de la vencedora.

El tríptico de las Ardenas continuará el miércoles con la disputa de la Flecha Valona, en la que Alaphilippe defiende título y Valverde buscará el podio. El domingo se completará la trilogía con la Lieja-Bastoña-Lieja.

Van der Poel: «Solo pensé que ganar era posible a 300 metros de la meta»

Van der Poel (Corendon Circus) casi no daba crédito a lo que acababa de hacer al imponerse en la 54ª Amstel Gold Race y rompía a llorar por su victoria y en la que solo pensó que podía hacerse realidad «en los últimos 300 metros».

«Ha sido increíble. Solo en los últimos 300 metros he podido ver que todavía era posible conseguir la victoria. Se fue el primer grupo y no pensaba que pudiera suceder», explicó entre lágrimas.

No obstante reconocía que no tenía «ni idea de cómo lo he hecho» y de cómo había sido posible el conseguir remontar viniendo desde atrás para derrotar a Julian Alaphilippe (Deceuninck Quick Step) y Jakob Fuglsang (Astana) que parecían tener aseguradas las dos primeras posiciones tras su escapada en los kilómetros finales.

«Intenté atacar en la subida al Gulperberg y, por lo tanto, no pude recuperarme para el Kruisberg, que era el siguiente, aunque tenía la esperanza de poder hacerlo pero no pude hacerlo. De todas formas sentía que todavía me quedaba algo en las piernas y empecé a pedalear a fondo porque tenía buenas sensaciones», argumentó.

Una de sus esperanzas en los kilómetros finales era que, como así aconteció, que Alaphilippe y Fuglsang «empezaran a mirarse el uno al otro. Di todo lo que tenía dentro porque también sabes que en este tipo de clásicas el final es muy difícil para todos».

«Por instinto continué y me fui con un grupo hacia la cabeza de la carrera y conseguimos unirnos», concluyó.

Sobre su brillante temporada de clásicas, que finaliza en Amstel para dedicarse a la bicicleta de montaña, reconoce que «no sé dónde termina esto, no tengo idea. Primero voy a intentar disfrutar de esto».

Valverde: «He acabado muy cansado y vacío»

El murciano Alejandro Valverde (Movistar) no pudo estar con los mejores en los momentos clave para el desenlace de la 54ª Amstel Gold Race en la que acabó «muy cansado y vacío».

Valverde atribuyó a las altas temperaturas, «ha hecho mucho calor», afirmó a EFE nada más concluir los 265,7 kilómetros de recorrido, y aunque «lo he intentado el cuerpo no ha respondido como quería».

«Hay que aceptar las cosas como vienen. Cuando uno lo da todo hay que estar contento», ha afirmado después de firmar su peor resultado, con el puesto 65, de sus trece participaciones en la carrera de la cerveza, salvo el abandono que protagonizó en 2002, el año de su debut en ella.

Ahora, los próximos objetivos serán la semana que viene, el próximo miércoles en la Flecha Valona, una carrera en la que se ha impuesto en cinco ocasiones, y el domingo en la Lieja-Bastoña-Lieja en la que ha sido vencedor en cuatro oportunidades.