Martín de la Puente y Bruno Hortelano: «Tuvimos suerte de conocernos»

Xose R. Castro

DEPORTES

El tenista vigués en silla y el atleta campeón comparten habitación y confidencias en el CAR de San Cugat

25 mar 2019 . Actualizado a las 09:37 h.

Martín de la Puente, el deportista vigués de tenis en silla, lleva año y medio en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat. Al principio estaba solo en su habitación, pero un buen día el tutor le comunicó que iba a tener compañía. Poco después supo que su nuevo compañero sería Bruno Hortelano, el atleta de referencia de la velocidad española, y aunque al principio le daba un poco de respeto compartir espacio con alguien famoso, el primer encuentro selló una amistad inquebrantable. Bruno le contó por todo lo que había que tenido que pasar tras su grave accidente de coche del 2016 y Martín le correspondió con la historia de superación de su vida por mor del Síndrome de Proteus, una enfermedad que altera las células de crecimiento y que provocó que le amputasen la pierna izquierda cuando tenía 7 años.

«Cuando me dijeron que iba a tener a Bruno de compañero la verdad es que me entró un poco de miedo. Lo conocía por la tele y me dije ‘este tío es famoso e importante’ y pensé que igual yo no daba el perfil, pero me encontré a una persona con la que me encanta convivir», comenta el vigués.

Los dos se abrieron nada más conocerse. «El primer día que nos conocimos hablamos hasta las tantas de la noche contándonos aspectos muy personales de nuestras vidas. Tuvimos una conexión inmediata. Tuve una suerte inmensa de que me pusieran con Martín», comenta Bruno Hortelano, campeón de Europa de 200 metros.

«Yo sabía que no había competido, que había tenido un accidente y el primer día me lo contó, se abrió y yo también le dije que tenía mucha tralla encima, que no se preocupase, que también había estado en el hospital muchas veces y eso no cambiaba mi manera de ver la vida», confiesa De la Puente, la gran promesa del tenis en silla, sobre la noche de autos. «Esa conversación -añade Hortelano- me demostró la gran llama interior que posee, y que le llena los ojos y el alma de infinitas ganas de vivir. La gran mayoría de la gente no tendrá que enfrentarse jamás con algo tan devastador como el caso de Martín. De ahí salen sus grandes virtudes, sus superpoderes. Da igual lo que llegue a conseguir en la vida, es y seguirá siendo humilde y profundamente una buena persona».

Desde entonces, y tras solicitar este curso volver a compartir habitación, y cuando coinciden por mor de sus múltiples viajes, se han hecho inseparables en el CAR. Hacen las comidas juntos, toman café y también se retan en el tablero de ajedrez. «Como no hay mucho que hacer en el centro, vamos a la sala de juegos que tienen y nos echamos unas partiditas», comenta De la Puente, que también añade un vicio confesable compartido. «A los dos nos gusta dormir mucho cuando no entrenamos». La pareja perfecta.

El tenista, fuente de inspiración para el atleta

La amistad y la complicidad también invitan a darse consejos mutuos de cara a la competición, por muy distintas que sean. Bruno Hortelano asegura sin ambages que «Martín es de las personas más inspiradoras de mi entorno. Me conozco, sé que necesito personas positivas a mi alrededor para lograr mantener la motivación y el optimismo. Martín, aunque no lo sepa, me ayuda a renovar la llama que me empuja hacia mis metas».

«Los dos intentamos ayudarnos y darnos consejos. Él me dice lo que suele decirse antes de cada carrera y yo los muchos golpes que llevo en la silla, que forman parte de esto. Estoy supercontento con él», relata Martín de la Puente, que también hace referencia a una de la disquisiciones filosóficas que comparte con Bruno: «A veces le digo: ‘¿Tú qué corres? ¿Nueve segundos al año? Debe ser muy difícil prepararse para correr tan poco tiempo’».

Hortelano ya es un campeón y De la Puente está convencido de que seguirá creciendo, pero el atleta no le pone límites a la carrera tenística del vigués: «Los únicos límites que tiene Martín son los que él mismo se imponga. Cuando tumbe esas barreras será imparable. Sé que Martín vale un oro olímpico, pero también vale mucho más que eso en otros ámbitos de la vida».

De momento los dos continuarán afinando su preparación de cara a Tokio en el CAR de San Cugat. En la misma habitación los dos sueñan con una medalla olímpica. Sería la guinda perfecta a una amistad sin barreras.