El mosquito pica y ya no molesta

DEPORTES

Joan Monfort

Dembelé vive su mejor momento con el Barcelona después de protagonizar varios episodios de indisciplina que amenazaban con truncar su progresión

21 ene 2019 . Actualizado a las 14:08 h.

La trayectoria de Dembelé esta temporada ha sido como el perfil de una etapa de montaña. Arrancó con potencia en un puerto de primera categoría, mostrándose decisivo tanto en la Supercopa como en el arranque liguero. Luego vino el descenso, que dejó seriamente tocada la millonaria inversión en su fichaje. El internacional galo comenzó a desaparecer de los onces en octubre y en las redacciones deportivas ya se apuntaba a que algo no funcionaba. En noviembre llegó a lo más profundo del valle. Valverde le dejaba fuera de la lista para el partido frente al Betis. El club emitió un comunicado «de esos que se remitían en los tiempos de Ronaldinho» confirmando un acto de indisciplina del extremo. Se había quedado dormido. En diciembre, otra vez. Pesos pesados del vestuario comenzaron a mandarle mensajes a través de los medios. «Ousmane sabe que es un privilegio estar donde estamos. Tal vez tenga que enfocarse más y ser más responsable», decía Luis Suárez concentrado con su selección.

Hoy Dembelé vuelve a pedalear con fuerza y con el viento a favor. Levanta al Camp Nou y ha superado el repecho más duro de su carrera para ser decisivo. Al parecer, su agente, su familia, sus compañeros y todos los estamentos del Barcelona le han devuelto al carril. Pero, ¿qué ha hecho bien el Barcelona donde otros muchos han fallado?

«Él ha venido de otro país y parece que le ha costado un poco adaptarse». Javier Irureta, entrenador de aquel Deportivo campeón, se muestra comprensivo. Con el jugador y con la gestión del caso, pese a reconocer que lo ideal es que el problema se quede dentro del vestuario. «Pero claro, cuando vais los periodistas a los entrenamientos, pues se ve con los ojos y todo el mundo salta». Paco Jémez, exfutbolista técnico del Rayo Vallecano, Las Palmas o el Cruz Azul, y Miguel Ángel Tena, ex del Rácing de Ferrol y actualmente en la cantera del Villarreal, también restan importancia a sus retrasos. «Tarde puede llegar cualquiera. ?dice Jémez?Otra cosa es llegar 20 veces tarde y que se convierteaen una conducta que le hace diferente con respecto al grupo».

Paco resalta la importante diferencia entre lo deportivo y los disciplinario. «Tú puedes tener a un tío que es la hostia, que en el campo te da unas cosas pero que fuera es un auténtico indisciplinado. Muchos problemas vienen por ahí. Es muy bueno y eres más permisivo con él, y eso te va a dañar la relación con grupo».

La mayoría de los clubes tienen firmado un código ético que penaliza, normalmente con sanciones económicas, los actos de indisciplina. Es necesario, pero Tena comenta que difícilmente un código resolverá el problema. «El documento se firma porque cuando hay indisciplina debe haber una sanción, pero luego está la gestión del vestuario. Son chavales jóvenes, al final pagar una sanción económica no va a solucionar el problema. Tienen el dinero y no les duele. La solución parte porque te hable Messi o Piqué y que te haga ver que lo que estás haciendo no está bien».

Coinciden en que el Barcelona ha llevado bien el caso. «Valverde tiene mucha mano izquierda. Representa la sencillez y la tranquilidad. No es un entrenador que se ponga nervioso. Observa y aconseja bien», comenta Irureta, que entrenó a Valverde en el Sestao. Hay consenso también sobre la importancia de un referente ejemplarizante. Y los tres aseguran que ese hombre lleva el 10 en la camiseta. «Yo no recuerdo que nadie haya hablado sobre una indisciplina de Messi y es el mejor del mundo. Lo cual es un ejemplo. Los demás le ven y piensan, ‘si este tipo llega temprano... Vamos a llegar temprano todos’», dice Paco Jémez. Coincide Tena en el peso de Messi y resalta la experiencia del Barcelona con otros díscolos como Neymar o Ronaldinho. «Creo que este chico es diferente. Si hubiesen sido más autoritarios, igual no hubiese salido bien».

Jémez da muestras de que nunca le ha temblado la mano. «Los clubes suelen tener miedo porque es gente que ha costado mucho dinero. Que es mejor pensar que esto se va a pasar. Y cuando las cosas se dejan pasar, normalmente no se arreglan». Dembelé ha cambiado y fluye. El Mosquito pica, pero ya no molesta.