El segundo jugador más veterano de la Liga es feliz y reconoce que cada vez disfruta más de su profesión
13 ene 2019 . Actualizado a las 23:13 h.Borja cumple hoy 38 años.
-Felicidades.
-Muchas gracias.
-¿Es duro de regalar?
-No, algunos que me gustaron mucho los tengo en la memoria. Un buen amigo, Jesús, el batería de Dover, un día me vino y me dijo: «Mira, yo regalo cultura». Y me regaló dos libros, Tokio Blues y La soledad de los números primos, y al año siguiente, igual, otros dos libros de la historia de Roma y Grecia. Me gustó ese detalle de regalar cultura, más de lo que fueron después, que los leí y me encantaron, pero yo cuando voy a regalar también me muevo un poco por cosas así sencillas, pero con un trasfondo y que sé que van a gustar.
-Ha sido un gran último año para usted.
-Sí, los últimos años están siendo muy buenos. Es cuando más estoy disfrutando de mi trabajo y al final la gente de alrededor hace que sea todo muy bonito. Sí, estoy contento.
-¿Ve su final como futbolista?
-Tengo claro que está muy cerca, pero también como me encuentro bien, en los partidos estoy respondiendo bien y la gente está contenta conmigo. No me pongo objetivos muy a largo plazo, pero estoy disfrutando y si puedo seguir, seguiré. No pienso en qué voy a hacer luego o si me voy a retirar, solo pienso en disfrutar de esto que me queda.
-¿Es la única manera de asumir que el tiempo pasa?
-Somos pocos los que estamos con esta edad en la élite. Ver que tu cuerpo aguanta y que las lesiones te están respetando no le pasa a todo el mundo, así que me viene más esa sensación de estar agradecido y de disfrutar de esta bola extra, que la de agobiarme con que me voy a retirar. No es fácil asimilar que queda un año o dos, o seis meses, o un año y medio, pero la verdad es que se disfruta.
-¿Lo vive como un regalo?
-Sí, pero yo siempre tuve mi idea de que podía seguir. Me decía: «Si día a día trabajas, si día a día más o menos va bien la cosa, se puede alargar». Pero es cierto que cuando miras las plantillas de Primera, que pasen de los 35 años no sé si seremos seis o siete [ocho, por este orden: Juanjo Camacho, Borja, Aduriz, Iraizoz, Bonera, Joaquín, Diego López y Jorge Molina] de 500 o así jugadores. Somos pocos con esta edad. Soy el segundo mayor de la Liga y hay que ser consciente de que tienes esta edad y es bonito sentirse como me estoy sintiendo.
-Usted con 38 y tiene otro gallego, Toni Villa, como compañero que está debutando.
-Nos sentamos al lado, hablamos mucho y él me pregunta. Cuando algo le sorprende dice: «Pues yo pensé que esto iba a ser de la otra manera» o «me gusta esto». A partir de ahí hablamos bastante. Es un chico muy receptivo, siempre se está fijando en todo, cómo pasan las cosas, muy analítico sobre qué ocurre a su alrededor.
-¿Le recuerda a usted?
-Nunca lo había pensado, pero no. Yo me veo más en Calero, porque Toni es más lanzado. Calero es más tímido y me recuerda más a mí.
-¿Era tranquilo de pequeño?
-Sí, siempre he sido un tipo muy tímido. Yo en todos los vestuarios que he entrado lo hacía con la cabeza agachada, con vergüenza, como joven y como viejo, porque he cambiado bastante de equipos en estos años, pero soy bastante tímido.
-Sus publicaciones en redes sociales rezuman vida y alegría. ¿Es feliz?
-Sí, yo soy feliz. No todo es bonito, está claro, pero cada uno tiene su forma de ver las cosas. Yo he tenido problemas en la vida y desgracias, y no es que me haya reído, pero las cosas pasan y ya está. Siempre intento meter alguna broma o alguna foto superfeo, con los ojos cerrados o así, y me hace gracia también. Siempre estoy bromeando e intentando disfrutar de las cosas y se refleja ahí. No es una vida de color de rosa, o que solo dejo ver lo bonito, o hago cosas de postureo. No lo hago porque me van bien las cosas, simplemente las pongo.
-¿Nota que a todos nos falta un poco más de sentido del humor?
-Por supuesto. Todo el mundo se ofende. Parece que de ciertos temas solo pueden hablar los afectados, o que no se puede bromear. Hay una persecución contra el humor y los cómicos que es muy exagerada, pero yo solo trato de ser consecuente y nada más.
-¿Se ve de entrenador el día de mañana?
-Sí, me gusta y hay posibilidades de que tire por ahí. Pero no se sabe. Hay que valer, te tiene que gustar una vez que estás dentro, y se tienen que dar muchas circunstancias, unas que dependen de ti y otras no. Lo tengo en mente, pero como sigo jugando y disfrutando con lo que hago, no me obsesiono. Llevo tres años que parece que siempre va a ser el último y al final sigo aquí.
En corto
En el jugador del Valladolid hay vida más allá del futbolista.
-Otro deporte.
-Dejé de practicar pádel y tenis hace años por responsabilidad, porque al final es una carga extra que nos metemos en el cuerpo y que si nos hiciese falta algo más, nos lo dirían en el club, entonces, los dejé. No los practico más que en vacaciones.
-Un libro.
-A los que estoy más enganchado es a los de un escritor de aquí de Valladolid que se llama César Pérez Gellida, que escribe novela negra. Como pille un libro suyo en cinco días o una semana lo devoro.
-Es novela muy negra.
-Siempre está matando gente. Estoy bastante enganchado a sus libros.
-¿Qué suponen Ourense y Galicia para usted?
-Me hicieron hace poco en otra entrevista una pregunta parecida con Valladolid y no se puede explicar. Es donde está mi familia, donde me he criado, donde siempre que puedo me escapo, no se puede explicar. Soy gallego y estoy enamorado de mi tierra.
-¿Se ve de vuelta cuando cuelgue las botas?
-Llevo desde los 15 años fuera de casa y me encanta mi tierra, pero nunca se sabe dónde uno va a estar. El otro día me preguntaba mi hija delante de unos amigos si íbamos a quedarnos aquí muchos años y una amiga le decía: «Tu padre no va a estar quieto nunca». Me encantaría estar allí, tengo familia, tengo casa, y me encantaría, pero también me encantaría estar en otros sitios. Depende de a lo que me lleve el fútbol, o a lo que me dedique después de dejarlo.