Un grande con una vida de película

Fernando Rey Tapias

DEPORTES

WILLIAM WEST

Murray, a sus 31 años y aquejado de una lesión de cadera, quiere decir adiós al tenis tras disputar Wimbledon

12 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Ahora que Andy Murray anunció que su retirada es inminente, se puede decir de él que ha vivido una vida de película. A los nueve años, sobrevivió oculto bajo un pupitre a la masacre que ocurrió en la escuela primaria de Dunblane, un pequeño pueblo escocés donde nació, y en el que un perturbado mató a 16 alumnos y a un profesor antes de suicidarse.

El tenis lo ayudó a él y a su hermano Jamie, 1 año mayor, a superar el trauma vivido y su madre Judy, entrenadora, los motivó a crecer en el deporte de la raqueta. Ignoro si por la mente de Judy pasaba por aquel entonces el sueño de que sus dos hijos terminasen alcanzando el número 1 del mundo, como así lo hicieron, Andy en individual, y Jamie en dobles, o si soñaba que serían parte decisiva del equipo de Copa Davis británico que conquistase la ensaladera tras más de 79 años sin lograrla. Pero, sin duda, el sueño dorado de Judy hecho realidad fue la victoria de Andy en Wimbledon, 77 años después de que Fred Perry obtuviese el último triunfo de un jugador británico en la catedral de tenis.

PALMARÉS

Dentro y fuera de la pìsta

Otros dos grand slam, dos oros olímpicos, catorce Masters 1000, una Copa de Maestros, cuarenta y cinco títulos ATP y cuarenta y una semanas encabezando el ránking mundial, conforman un excepcional palmarés en una época, en que ha coincidido con tres fenómenos de la talla de Federer, Nadal y Djokovic. Para lograrlo, el escocés, tan amable y divertido fuera de las pistas, como huraño, quejica e insoportable dentro de ellas, trabajó duramente para hacerse un jugador completo. No dudó en pasarse una larga temporada en España, en la escuela de Emilio Sánchez Vicario para complementar su tenis de pista rápida con la dureza del entrenamiento en tierra. En esa etapa, ya Pato Álvarez, que viajaba con él en sus primeros torneos profesionales, lo señalaba como futuro ganador en la hierba londinense.

PRESIÓN

Maleficio británico

Durante años, Andy tuvo que soportar la presión del público y los medios británicos que esperaban de él que rompiese el maleficio de que ningún británico ganase su torneo. Ayudado por Ivan Lendl, Andy lo logró y repitió triunfo, dando enormes satisfacciones a los aficionados británicos a lo largo de la última década. En el 2016, para alcanzar el número 1, realizó un gran esfuerzo con un calendario exhaustivo. En el 2017, la cadera comenzó a darle problemas. Se operó hace un año, pero la lesión que retiró a Kuerten, Nalbandian, Davydenko y Hewitt, entre otros, parece que va a acabar con la carrera de uno de los mejores estrategas que ha tenido el tenis en los últimos tiempos.

AUGE Y FINAL

Un rival temible frenado por una lesión limitativa

Gran restador, con una gran capacidad para pasar de la defensa al ataque y adaptarse al juego que más le convenía según el rival al que se enfrentaba, Andy siempre ha sido un rival temible incluso para los top 3. Ahora, el dolor y las limitaciones de la lesión le impiden disfrutar en entrenamientos y partidos del deporte que ama y ha sido su vida desde niño. En una época en que los avances en la ciencia médica, en la alimentación, en la preparación física y en la recuperación alargan la vida activa de los jugadores, una lesión limitativa le impide continuar. Es el peaje que tienen que pagar los deportistas profesionales. Son como coches de competición con los motores siempre al límite para alcanzar las mejores prestaciones, pero con una gran diferencia. En los coches, si se avería una pieza o se rompe el motor se cambia, mientras que los deportistas tienen un cuerpo de por vida, y los daños y desgastes que en él se produzcan podrán ser reparados en la medida de lo posible, pero no hay recambios nuevos y si secuelas. De ahí la importancia de la prevención de lesiones con las adecuadas cargas de entrenamiento, una buena planificación de la competición y el control de la alimentación y el descanso.

EL ADIÓS

Wimbledon y reconocimiento

Murray dice que le gustaría poder despedirse en Wimbledon. Ojalá pueda tener el reconocimiento del mundo del tenis en el escenario en el que logró sus mejores triunfos.