El Madrid recupera la izquierda

Oscar Bellot COLPISA

DEPORTES

MAHMOUD KHALED

Marcelo y Bale renuevan su versión más desequilibrante para enfilar el séptimo entorchado mundial de los blancos

21 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Zarandeados una y otra vez desde el inicio de curso, señalados entre los principales culpables de la atonía que cercenó el proyecto de Julen Lopetegui y no acaba de disipar las dudas que se ciernen sobre la naciente era de Santiago Solari, Gareth Bale y Marcelo Vieira recuperaron su versión más desequilibrante ante el Kashima Antlers para enfilar el séptimo entorchado mundial del Real Madrid. Autor el galés del hat trick que impidió a los nipones alcanzar de nuevo la final del Mundial de Clubes y asistente el brasileño en dos de los tres cañonazos del extremo, volvieron a demostrar que son dos de los futbolistas más determinantes con que cuenta el técnico para enderezar el dubitativo rumbo de la nave blanca y pugnar por los cuatro títulos aún en liza, el primero de los cuales podría caer el sábado ante el Al Ain.

Tan espasmódicos como decisivos, el 11 y el 12 se han acostumbrado a convivir con la permanente duda sobre su rendimiento. La regularidad de las críticas que acompaña cada una de sus «mesetas» ?por emplear la terminología de Solari? contrasta con la intermitencia de los elevadísimos «picos» que han escalado un par de futbolistas capitales en la construcción de una de las épocas más gloriosas en la historia del Real Madrid. Lo suyo, especialmente en el caso del británico, son fogonazos con una elusiva particularidad que les distancia del pelotero común y les aúpa a la categoría de figuras: casi siempre aparecen en los momentos cruciales con su capacidad resolutiva. Solari les ha colocado en el mismo carril y ambos andan enfangados en la misión de que su hinchada se reconcilie con la izquierda.

En esa banda germina una sociedad que desangró al Kashima y sobre la que debería pivotar cada vez más la ofensiva del Real Madrid a poco que sus integrantes gocen de la continuidad que hasta ahora han impedido un puñado de percances, desconexiones y el bajo estado de forma con que regresó Marcelo de las vacaciones.

Una alianza que ya dio pingües beneficios en Kiev, donde el lateral conectó con el extremo en dos de las tres dianas que abrocharon la decimotercera, y que volvió a lucir en Abu Dabi, donde la escuadra de Concha Espina aspira a convertirse en la primera capaz de conquistar por tres veces consecutivas el Mundial de Clubes para prolongar una hegemonía que dura ya 733 días, lo que le situaría además como la única con cuatro cetros desde la instauración de la competición que vino a suplantar a la vetusta Copa Intercontinental, deshaciendo el actual empate con el Barça.

Un torneo que se le da especialmente bien a Bale, quien con sus tres goles al Kashima que le colocan a un tanto de Cristiano Ronaldo, líder con siete dianas del ránking de goleadores de una competición que incluye al galés y al luso en otro ambicionado podio completado por Messi.