Estamos, probablemente, ante el equipo más táctico, más ordenado, de todos los que militan en la élite francesa. Su baza es la velocidad, sobre todo en ataque, con piezas como el holandés Memphis Depay, un jugador muy vertical y que está en un gran momento de forma. Es probable que intente repetir las variantes que le planteó al City, por ser un equipo que presenta similitudes con el Barcelona, al menos en cuanto a idea. Al City en el primer partido le apretó arriba, le planteó un partido de mucha presión, para robarles en el inicio, y en el segundo, en casa, fue un equipo que esperó mucho más para tratar de hacer daño a la contra. Con esa versatilidad en el planteamiento buscan sorprender al rival. Seguro que va a pretender un ritmo alto y a buscar situaciones de uno contra uno en diferentes zonas del campo para explotar sobre todo su velocidad en los últimos metros, donde quizá sea más desequilibrante. El favorito, claro está, es el Barcelona, pero diría que va a tener una eliminatoria más complicada de lo que pueda parecer a priori.
El nivel que presenta el PSG hace imposible en Francia que el resto tenga opciones de alcanzar la cima, el resto compite por ser segundo. Con la grave crisis del Mónaco y la irregularidad del Marsella, dos de sus principales rivales en los últimos años, puede decirse que el Lyon es ahora mismo, por nivel, el segundo equipo más poderoso del país. Un país en el que, salvo el PSG, los equipos tiran mucho de sus academias. Son exportadores de jugadores y el Lyon no ha sido una excepción. Ahí están Fekir, Aouar o Tanguy Ndombele: jugadores que, con el papel que están haciendo, veremos si logran retener la próxima temporada.
Aira entrenó esta campaña al Sochaux.