Rivaldo: «Una voz me decía que iba a morirme en un accidente de tráfico»

DEPORTES

Giorgio Viera

En una entrevista en el diario Clarín, el futbolista revela el calvario que vivió siendo futbolista con una obsesión que se repetía y que acabó por hacerle creyente

24 nov 2018 . Actualizado a las 16:32 h.

Cuando militaba en el Deportivo o en el Barcelona, Rivaldo no era religioso. Ni le ocupaba la fe. Lo confiesa el astro brasileño en una entrevista publicada por el diario argentino Clarín. Pero todo cambió en el 2004. Una voz empezó a perseguirle. Se convirtió en recurrente. Esa voz, que ahora confiesa haberle supuesto un suplicio, le advertía que se mataría en un accidente de coche.

«Yo había dejado Cruzeiro y estaba sin jugar. En ese tiempo empecé a escuchar una voz que me decía que iba a morirme en un accidente de tránsito. La escuchaba a cada rato y muy clara. Después, otra voz me decía que si yo creía en él no iba a morirme», revela el exfutbolista. «Lo más extraño es que me daban muchas ganas de manejar. Entonces ponía cualquier excusa para salir en el auto. Le decía a mi mujer “vamos para Curitiba, a pasear” y ella no sabía bien para qué», prosigue en su recuerdo.

«Un día no pude más y me puse a llorar como un niño»

La situación se fue agravando y esa obsesión no dejaba de perseguirle. Hasta que un día decidió intervenir.  «Un día ya no podía más. Me fui solo a Mogi Mirim, a 160 kilómetros de San Pablo. Y todo el viaje lo mismo, escuchaba esa voz, cada vez más fuerte. Tenía la sensación de que ese día iba a pasar algo. Y me acordaba de algunos conocidos que murieron en accidentes de tránsito. Mi propio padre murió en un accidente. Volví con mucho miedo, pasaba lejos de los camiones. Cuando llegué a mi casa, salí del ascensor y me largué a llorar como un niño», prosigue en el relato. Ese día, dice Rivaldo, fue en el que decidió entregar su vida a Dios. Según su testimonio, «desde entonces no escuché nunca más esas voces».

Rivaldo desembarcó en el Deportivo en el verano de 1996 proveniente del Palmeiras. Sus grandes actuaciones con el conjunto coruñés le llevaron al Barcelona, tras abonar éstos los 4.000 millones de pesetas de su cláusula de rescisión. Acabó su vida deportiva en Brasil. Con su selección se proclamó campeón del Mundial de Corea y Japón en el 2002, tras ser subcampeón en el de 1.998