Con José Ramón firmó en el equipo juvenil del Deportivo en el 2014. Ángel Cuélllar se lo llevó al Cerceda en el 2015, con quien rozó el ascenso a Segunda B, y en el 2016 regresó a Abegondo, pero esta vez para llevar la preparación física del Fabril. Fue el momento en el que conoció a Cristóbal Parralo y a Javier Manjarín, un equipo de trabajo que en año y medio llevó al filial del Deportivo de Tercera División a liderar la Segunda B. Su éxito fue tan rotundo que, con la destitución de Mel, fueron llamados a filas del primer equipo. Su aventura en Primera División apenas duró cuatro meses y, a pesar de que Cristóbal abandonó el club, el Deportivo quiso conservar su talento, aunque relegándolo de nuevo al filial, que por entonces ya dirigía Gustavo Munúa.
Este verano, Parralo firmó con el Alcorcón y se acordó del equipo de trabajo que lo había hecho triunfar en el filial deportivista. Fandiño se fue con él, al igual que Manjarín, y juntos están asombrando a propios y extraños con un equipo forjado para la permanencia. Son colíderes, con 27 puntos en 13 partidos, y tan solo 6 goles encajados.