Por las calles más lejanas al gol

DEPORTES

GABRIEL BOUYS | AFP

Alba, Sergi Roberto y Marcelo protagonizaron un clásico alterado por los movimientos en los costados

29 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

No pasarán a la Historia, pero hubo 20 minutos de Real Madrid en el Camp Nou. Fueron de Lucas a Nelson. Desde que el gallego se afianzó en el carril derecho visitante, al concluir el descanso, hasta que Valverde señaló al portugués para sellar ese mismo costado en el bando local. Antes, sin el señuelo de Messi, el Barça se subió a Jordi Alba, socio de honor del argentino, capaz de deshacer un Clásico desde una posición marginal. Como después Marcelo mientras se sostuvo en pie. Los movimientos de mayor trascendencia en el tablero se ejecutaron en las calles más alejadas del gol.

Empezaron por Alba y el necesario pasador. El lateral zurdo ha vivido condicionado por los movimientos en la selección. La salida de Lopetegui supuso también su adiós al combinado nacional, enfrentado a Luis Enrique desde la época del asturiano en el banquillo azulgrana. Ayer aprovechó el reencuentro con el seleccionador defenestrado a tres bandas (la de Florentino, la de Rubiales y la del propio Julen) para manifestarse contra el absurdo que supone su veto con España. Lo encontró Rakitic con su bota de pasar. El croata ve como nadie el fútbol a larga distancia y entendió enseguida que a la espalda de Nacho había terreno en el que invertir. Bale se cansó enseguida de perseguir a Alba, que aprovechó un movimiento de arrastre de Coutinho para quedarse solo, pisar área y conectar con el portugués. La acción acabó en gol, pero hubo otras bastante similares con peor fin. En el descanso, el entrenador visitante se deshizo de Varane y puso a Lucas Vázquez a tapar el agujero.

El de Curtis no solo selló la vía, sino que abrió otra con sus incorporaciones, a las que se sumó Marcelo desde el otro carril. Entre ambos empezaron y acabaron el 2-1 en esos momentos en los que el Real Madrid amenazó con rebelarse contra su papel. De nuevo agitación en los costados con resultado de gol. Tocaba mover ficha al técnico local.

Lo hizo Ernesto Valverde, alterando de nuevo el equilibrio junto a la línea de cal. Antes de que Marcelo cayera lesionado, escenificando el claudicar blanco, ya le habían echado el freno con una carambola de efecto reparador para el anfitrión. Tocó una pieza el Txingurri y al tiempo que anuló el mayor peligro visitante, sumó a la causa un nuevo asistente. Semedo suplió a Rafinha, mezclándose con Sergi Roberto en labores de cierre y arrimando al catalán a los alrededores de Courtois. Desde allí asistió por dos veces a Luis Suárez, dejando resuelto el clásico a favor de un Barça que sin Messi se alejó del centro y se llevó el partido al carril.