El mejor arquero infantil es autista

DEPORTES

El tomiñés Adrián Millán acaba de procalmarse campeón gallego sub-14 tras dos años de entrenamiento en los que supera dificultades de todo tipo, también la epilepsia

03 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Adrián es el único niño autista compitiendo con arco a nivel nacional». Carmen Figueroa, la madre de esta joven promesa del deporte tomiñés, resalta así el valor de una actividad que se inició como juego y que ahora supone un aprendizaje insustituible. Tanto para Adrián Millán como para el resto de padres, porque, aunque cada niño es distinto, su experiencia puede resultar valiosa para cualquiera. «No todos los niños son iguales, ni todos los autistas, pero creo que es importante recordar que por ser diferente no eres ni más ni menos que nadie», considera su madre.

El arco llegó a Adrián por casualidad. «Como muchos otros padres, buscábamos para Reyes algún regalo que no tuviera que ver con consolas y videojuegos, que son su pasión. Dimos con un arco básico, de juguete, de esos que tiran con ventosa y se lo compramos casi como una broma», recuerda. Aquello fue en enero del 2016. En pocos meses empezó a competir a nivel gallego en la modalidad de tiro con arco sub-14 y este verano se proclamó campeón en la liga gallega 3D de bosque, al obtener 291 puntos, 27 más que el segundo participante.

Un amigo de la familia lo introdujo en un club en Gondomar en el que comenzó a practicar. Hubo resultados muy pronto. «Empezó a tirar en plan broma, pero enseguida nos dijeron que tenía muy buena puntería y posición y además notamos cómo la práctica le sentaba bien, porque le ayudaba a relajarse y relacionarse», recuerda Carmen. Ahora está en un club en Redondela.

«Es raro que un niño autista entre en ningún deporte, él es el único compitiendo con arco. No es que le encante, él echaría la vida en el móvil pero tiene pautadas las rutinas de ir a los entrenamientos y a las competiciones y lo hace. Se le da bien pero no es algo que le apasione, porque se cansa, suda y hace calor», explica su madre. También le gusta el fútbol, pero solo en el colegio, «donde sus compañeros lo ayudan a integrarse» y pasea en bicicleta con sus padres.

«Plantearte con un niño autista meterlo en un deporte es complicado. Adrián, por ejemplo, tiene hipersensibilidad auditiva por lo que hay deportes que ya le limitan y después, la forma que tienen de ver. Ellos no ven imágenes completas, en una foto no ven un grupo sino que van por detalles, quizás por eso se centra mejor en el arco», señala la madre. También ha mejorado la comunicación. Aprenden mucho mejor de forma visual que auditiva. Adrián tuvo que aprender a separar los sonidos y a centrar la atención para escuchar a una persona solo y no todo el ruido que hay alrededor, porque ellos escuchan todo al mismo nivel», explica Carmen.

Adrián estudia en el colegio Divino Salvador de Vigo. «Es una escolarización combinada porque necesita apoyos educativos. Todavía no sabe leer y escribir como debería, tiene autismo», indica su madre. El diagnóstico llegó con casi seis años, edad a la que aún no había empezado a hablar. «Siempre lo llevamos a todas partes, como a cualquier otro niño. No hay que tratarlo de forma diferente por ser autista, solo trabajar más», señala la madre del deportista. Uno de los principales retos fue la hiperacusia. «Lo arreglamos comprando unos cascos, tanto para ir a las competiciones en el coche de su padre como a las fiestas», recuerda. Cada niño va a su ritmo. En el caso de Adrián, indica la familia, va muy atrasado a nivel educativo, pero socializa más que otros, se relaciona», dice. «A nivel educativo lo diferente no encaja», advierte apelando a una revisión del sistema.

«El arco ha cambiado su vida, le ha permitido aprendizajes vitales»

Adrián es campeón de Galicia de tiro con arco sub-14 desnudo. Este año en 3D, el pasado en sala y en campo, así que, en estos momentos, es uno de los niños gallegos que mejor tiran con arco. «Uno tiene buena puntería o no, y aunque él empezó casi de broma, vimos que se le daba bien, le sentaba mejor y por eso decidimos que entrenara», recuerda la madre. Desde hace un año lo hace en el club de tiro MeigArco, en la parroquia de Reboreda, en Redondela. En marzo cambia a la categoría de cadete pero aún le queda toda la temporada de sala, que es la de invierno.

Del arco de juguete ha pasado al arco sin visor, de competición, que es como uno olímpico, pero sin todos los acoples, y que ronda los mil euros. «Él no quiere tirar, pero cuando acaba y me pregunta si lo hizo bien, le digo que vayamos a ver los puntos. Si le digo hiciste muchos puntos, quedaste el primero, ya sabe que le van a dar trofeo y dice: ‘‘Bien, otro para mi colección’’» afirma su madre. Adrián tiene además epilepsia y eso le afecta también en el deporte. «El arco le ha cambiado la vida, sabe que si gana hay premio pero también ha aprendido a relajarse si falla, el arco le ha permitido aprendizajes vitales, para estar más relajado, centrado y a gestionar emociones como la frustración», reconoce su familia.

«Siempre hay algo muy bueno en cada niño y, en el caso de Adrián, es la puntería. Conozco familias que te dicen ‘‘qué pasada que esté practicando un deporte y además sea en grupo’’, pero es muy importante», insiste la madre de Adrián Millán. «Para mí es muy importante que mi hijo, siendo autista y teniendo epilepsia, consiga con su trabajo y esfuerzo ser campeón de Galicia y dar esta información así de clara también», defiende la madre del mejor arquero infantil gallego.