Descalabro del Real Madrid ante el Sevilla

Colpisa

DEPORTES

CRISTINA QUICLER | AFP

Los blancos se marcharon al vestuario con una desventaja de tres goles

27 sep 2018 . Actualizado a las 00:13 h.

Nervión volvió a poner una cruz en el camino del Real Madrid, que sumó su cuarta derrota consecutiva liguera en el feudo hispalense y dejó pasar la oportunidad de colocarse líder que le había servido el Barcelona con su fiasco en Butarque.

Dos tantos de André Silva y otro de Ben Yedder en una primera parte memorable de los pupilos de Pablo Machín sepultaron al cuadro de la capital española, desbordado en todo momento por un equipo que tuvo en la cascada de goles el justo premio a su mejor propuesta táctica y mayor intensidad, además de un merecido castigo a un conjunto en el que no hubo atisbos del espíritu que le había mantenido invicto en Liga hasta su visita al Ramón Sánchez-Pizjuán.

Desangelado y sin rastro del propósito comunitario que venía alumbrándole desde el inicio de la temporada, el Real Madrid compareció destensado, como si la derrota del vigente campeón aminorase la presión sobre los pupilos de Julen Lopetegui. De coral, esta vez, sólo tuvo la vestimenta que lució. Todo lo contrario que el Sevilla que, espoleado por sus dos recientes goleadas y con un dibujo cada vez más asentado, interiorizadas las lecciones que dejó la dura derrota ante el Getafe, le dio un repaso de los de toma pan y moja.

Acudió con todo Machín, bravo como pocos. Envalentonado por las exhibiciones ante Standard y Levante, repitió el once que abrasó al cuadro granota con la única variante de la entrada de Arana por Aleix Vidal, ausente por una lesión en el aductor de la pierna derecha. Mantuvo su apuesta por dos delanteros natos como Ben Yedder y André Silva, asistidos por Banega, Sarabia y Franco Vázquez y dos carrileros de largo recorrido, marca de la casa.

Un bloque muy ofensivo ante el que quiso resguardarse Lopetegui recurriendo a Nacho para el costado derecho en detrimento de Odriozola, titular ante el Espanyol y que esta vez, tocado, no tuvo ni asiento en el banquillo.

La puesta en escena superó con creces las expectativas de los hispalenses más optimistas. El Sevilla entró con brío y el Madrid, encajonado, quedó hecho un guiñapo, para pasmo de un incrédulo Lopetegui. Propinó pronto el tortazo inicial la escuadra andaluza. Entregó mal Marcelo una bola a Casemiro, robó el Sevilla en tres cuartos y aprovechó el boquete que había dejado el brasileño a su espalda. Por allí incursionó Navas sin que el zurdo, en su enésimo enfrentamiento con el palaciego, acudiese a tiempo al repliegue. A placer, el andaluz sirvió atrás para que André Silva batiese a Courtois.

Mismos protagonistas en el primer gol que en el segundo, nacido en esta ocasión de un córner botado por el Real Madrid que el Sevilla acabó convirtiendo en una contra de manual tras un servicio de Ben Yedder a Navas. Disparó duro el sevillano para que rechazase Courtois, que nada pudo ya hacer cuando el cuero fue a las botas de André Silva. Mala imagen visitante En cuatro minutos, Machín replicó el infierno que ya consumió al Madrid un año atrás en la visita al Motilivi de su por entonces Girona.

Allí comenzó a diluirse definitivamente el anhelo capitalino de revalidar el título de Liga. El cuadro de Lopetegui precisaba de una machada para rendir el estadio de sus peores pesadillas. Pero Bale era el único con arrestos para insubordinarse ante la tiranía táctica de Machín, con un disparo a la madera. La misma que besó un tiro de Franco Vázquez a pase de Sarabia tras otro error merengue, esta vez de Kroos. Donde marró el argentino, atinó Ben Yedder, que recogió un servicio con la testa del mediapunta en una pugna con Marcelo para fusilar a Courtois. Le faltó de nuevo empuje al brasileño, reflejo de un equipo superado en todas las facetas y que amagaba con hecatombe de proporciones mayúsculas. Más que una remontada quimérica, para el Madrid era ya asunto de no emborronar aún más su imagen.

Trató de limpiarla Lopetegui envidando con Lucas Vázquez por Nacho y adelantando a los laterales, a semejanza de los carrileros del Sevilla. Alistó también a Mariano y Ceballos, aumentando de paso la inquina del Nervión, por si no tenía bastante con Sergio Ramos. Apenas un lavado de cara, ya que ni Modric, con un tanto que no concedió el VAR por fuera de juego, ni Bale, negado por una brillante intervención de Vaclík, pudieron levantar a una escuadra a la que siguen dándole mal fario los premios The Best -tercera vez consecutiva que caen en su primer partido tras ver entronizadas a sus estrellas- y que acabó con diez por la lesión de Marcelo cuando el vasco ya había agotado sus cambios.