En esos contextos, cuando los entrenadores ser refieren a los debutantes, lo hacen desde diferentes ópticas.
«A veces hablamos del sarampión del rookie -reflexiona Moncho Fernández-. Vienen de una realidad que es muy diferente de la que luego se encuentran. A un rookie tienes que explicarle el significado de la palabra basketaverage. Hace dos años un equipo se salvó por el basketaverage. Cada canasta es importante. Ellos vienen de realidades donde muchas veces los entrenadores les dicen no hagas faltas porque tienes que estar aquí mucho tiempo. Apostaría a que los entrenadores que estamos en esta mesa diríamos no dejes que haga canasta y hazle falta. Gasta la falta que ya saldrá otro compañero. Ellos chocan con una realidad diferente, con una realidad táctica también diferente. El baloncesto que juegan depende mucho de los programas de los que vengan. Muchas veces, bajo el epígrafe americano metemos todo, y un jugador que venga de Iowa, Duke o Kentucky, de un gran programa, no tiene nada que ver con otro que viene de un programa más pequeño, cuya formación táctica es menor, o su nivel de competitividad. Cada jugador es un mundo».
Salto de categoría
La reflexión de Natxo Lezkano va por otra vía: «Nosotros no tenemos rookies pero sí tenemos jugadores a los que, a pesar de jugar en España o ser españoles, hay que enseñarles lo que es la Liga, porque hay muchas diferencias. Lo que en una categoría es un tiro cómodo, en la otra no lo es. El ritmo de ejecución de un tiro varía mucho, tienes que cambiar incluso la forma en que realizas ese tiro. Hay muchas cosas, no a nivel táctico, que puede ser un programa u otro, pero sí a nivel técnico, como conocer la categoría. El nivel de arbitraje es diferente, pasas de ser capitán general en una categoría a ser el mindundi en otra. Tienes que asimilarlo y no es fácil. Como club somos rookies, aunque de una entidad con mucha historia. Doce años nos han apartado bastante de la ACB. A los jugadores nos pasa lo mismo, a pesar de no tener jugadores que no vienen directamente de la Universidad. Es otro mundo».
Sea como fuere, los dos técnicos tienen claro el contexto en el que se mueven. «Hay que adaptarse a lo que tienes, sacarles lo mejor y hacer un baloncesto que, sin renunciar a tus principios, sea lo más práctico posible», apunta Lezkano.
«Tienes que buscar, dentro de tu estilo innegociable, aquellas alternativas que te ayuden a ganar partidos, que al final es de lo que se trata», resume Moncho Fernández. La conclusión es la misma para dos equipos de distinto corte.
Norel y De Zeeuw, claves de bóveda desencajadas
Si los cuadros técnicos del Breo y el Obra pudiesen blindar a un jugador por equipo contra las lesiones, probablemente escogerían a Henk Norel y Maxime de Zeeuw. El pívot del conjunto lucense acaba de pasar por el quirófano por una lesión de rodilla que lo apartará de las canchas un mínimo de tres meses. El club ultima la contratación de un sustituto. El pívot del cuadro santiagués se torció un tobillo en pretemporada. Está por ver si consigue evitar el quirófano.
Lezkano no oculta el golpe que supone la baja de Norel: «Habíamos hecho una apuesta muy fuerte y habíamos dedicado bastante de nuestro presupuesto a muy pocos jugadores. Uno de ellos es Henk Norel. Era nuestro buque insignia, sobre el que iba a pivotar el juego del equipo. Y no hay muchos jugadores como él, que puedan ser grandes, con experiencia, generadores en poste bajo, reboteadores, que viene de una temporada muy buena. Todo se ha visto truncado. Tenemos que buscar un sustituto, en primer lugar, y a la vez cambiar el diseño de lo que pensábamos hacer, cómo iba a ser el juego del equipo». Asume la situación en la que se ve el equipo a medio camino entre la resignación y el pragmatismo: «Las lesiones son parte del deporte. No hay que lamentarse demasiado, porque no vale de nada. Hay que actuar rápido y buscar soluciones».
Moncho Fernández también admite el notable contratiempo de la lesión de Maxime De Zeeuw, a la espera todavía de ver cómo evoluciona el tobillo, que tiene dañado un ligamento. El pívot belga fue uno de los primeros fichajes en la construcción del nuevo proyecto, por su oficio y su polivalencia: «Cuando diseñas una plantilla como la nuestra, con varios debutantes en la Liga, algunos incluso ante su primera temporada profesional, la experiencia es un grado y tienes que compensarlo con la continuidad, con jugadores que siguen de la temporada pasada. Y Maxime, aunque es nuevo en el equipo, es un pívot con mucha experiencia, mucha polivalencia, que puede hacer los dos puestos, cubrir o cumplimentar la bisoñez de, a priori, alguno de los nuevos».