La mansión de Al Capone

DEPORTES

17 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En Miami se cruzan en la bahía el Waka Waka de Shakira, el Corazón partío de Alejandro Sanz y la banda sonora de Rocky. Es lo habitual en los tour de los famosos, esos recorridos en barco que muestran a los turistas de quién son las mansiones que lucen en las exclusivas islas artificiales. Los móviles de los adolescentes se lanzan a por la casa del último rapero mientras descubren con asombro que su estrella es uno de los vecinos de Julio Iglesias. Los mitómanos de corte clásico, aquellos que todavía piensan más en el autógrafo que en el selfie, sacan codos para ganar posiciones cuando la megafonía anuncia: «Ese palacete perteneció a Al Capone». La misma voz relata que aquella construcción, con su obligada piscina y jardín era el fortín del capo mafioso, con lugartanientes armados y rottweilers.

Ahora dicen que los Beckham buscan un nuevo nido familiar para asentarse en Miami. Lejos de los tambores de guerra de la Premier, que intenta plantarle cara a los agentes y sus comisiones. En Inglaterra y Gales el año pasado se pagaron 220 millones de libras a intermediarios de jugadores. En el 2016, el director general de la Juve, Giuseppe Marotta, aseguró que Mino Raiola, representante de Pogba, se había embolsado 27 millones de euros por el traspaso del jugador francés al Manchester United. Más tarde el diario alemán Der Spiegel la aumentó a 48 millones al sumarle un pellizco revelado por Football Leaks. Personajes como Raiola y Jorge Mendes son un poder fáctico en el fútbol mundial. Ellos juegan con sus cromos y tienen aquellos que muchos quieren para lucir en su álbum. En su buen sueldo va incluido el colegueo con la estrella de turno, la labor de pulir su ego para que brille hasta deslumbrar y la de afilar el diente constantemente en busca de cualquier injusticia o aldraxe cometidos contra su representando, ya sea por un club, un compañero, un entrenador o un periodista.

Hace dos años algunos medios estadounidenses publicaron que la antigua villa de Al Capone en Miami tenía nuevo propietario. Había sido adquirida por «Don Mino». Don Mino Raiola. Qué pequeño es el mundo y qué grande es el balón.