Javier Manjarín: «El móvil ha roto los vestuarios»

DEPORTES

Ídolo del Superdépor y segundo entrenador en el Alcorcón
Ídolo del Superdépor y segundo entrenador en el Alcorcón Abraldes

Integrante del Superdépor, campeón olímpico y de Copa, analiza como técnico el cambio del fútbol

22 jul 2018 . Actualizado a las 23:43 h.

Asturiano. Y mucho. De los de fabada, sidra y admiración a Don Pelayo. Pero el Dépor se cruzó en su camino y con él su esposa, así que decidió echar raíces en A Coruña. Así, con pequeñas ausencias por razones de trabajo, Javier Manjarín Pereda (Gijón, 1969) lleva ya más tiempo en la capital herculina del que vivió en Gijón. Durante este tiempo, triunfó como futbolista y ahora empieza a labrarse una carrera como entrenador. De momento, como segundo. Y con esa experiencia analiza cómo ha cambiado el fútbol en lo que a las relaciones de los jugadores con el exterior se refiere. Pero a pesar de sentirse muy asturiano, ejerce de gallego a la hora de dictaminar si la mutación es a mejor o a peor. «Depende», afirma .

-Fabril, Deportivo y, ahora, Alcorcón. Está iniciando su carrera como técnico de la mano de Cristóbal Parralo. ¿Cómo le va?

-Aprendiendo mucho. Empecé con Cristóbal en el Fabril por sugerencia del Deportivo. Congeniamos bien y ahora me llamó para irnos a Alcorcón. Me gusta la experiencia.

-¿Más cómodo ser segundo que primero?

-Todo tiene su responsabilidad. Está claro que la del segundo no es la del primero. Pero no lo hago por eso. Creo que todavía no estoy preparado para liderar un grupo de entrenamiento. Así me encuentro bien y ya se verá más adelante. No descarto nada, pero necesito más experiencia.

-¿Qué es lo que más le ha sorprendido al regresar a un vestuario?

-Pues que el entrenador casi ni entra. No es que antes lo hiciera mucho, pero ahora... Solo casos muy puntuales. El segundo y el preparador físico son los encargados de tener más contacto con el grupo. Y otra cosa que noto es la falta de comunicación que existe. Hablar se hablan, pero muchos están muy pendientes del móvil. Es la sociedad actual que ha cambiado. Las redes sociales... El móvil ha roto los vestuarios.

-¿Imposible volver a ver uno como el de aquel Superdépor?

-No es que sea imposible, pero ya le digo que la sociedad ha cambiado. Los jóvenes tienen otros valores. No es la misma mentalidad. Nosotros, estábamos deseando acabar los entrenamientos para ducharnos, irnos juntos a tomar algo y seguir con las bromas del vestuario. Ahora, los jugadores van cada uno un poco a su bola...

-Hemos ido a peor.

-Ni a mejor ni a peor. Depende. Es diferente. Y no significa que no sean profesionales y no lo den luego todo en el campo, pero creo que lo que teníamos nosotros te unía mucho. Seguro que ahora también hay grupos unidos, pero es diferente.

-Ustedes consiguieron ser «amigos para siempre».

-Sí. Se dieron las circunstancias de que éramos un grupo que coincidimos, congeniamos... acababan los partidos y nos íbamos catorce compañeros, a veces con las parejas, a cenar a Santa Cristina, a la Cabaña del Pescador. Luego, el hecho de que muchos quedamos en Coruña propició que siguiéramos manteniendo la amistad. La verdad es que fue algo que quedará ahí para siempre.

-También eran muy cercanos a la gente.

-Hacíamos vida con la gente. Pero es que también las circunstancias eran diferentes. El club no sobreprotegía tanto a los jugadores y el hecho de entrenar en Coruña ayudaba. La afición te podía tocar, hablar contigo...

-Con tanto cariño, cuántas veces no habrá sido invitado.

-(Se ríe). Pues la verdad es que sí. Era una forma que tenía la gente de agradecernos todo lo que sentían que les dábamos. El equipo iba bien y bueno, pues llegabas a un local a tomar una copa o a un restaurante a comer y el propio dueño, alguna vez nos tiene invitado.

-Pese a ser uno de los jugadores de aquel equipo que más goles importantes marcó, no se siente un poco el olvidado?

-Es cierto que hice goles en momentos clave, jeje. El primero de la Copa, uno en la Supercopa cuando ganamos en el Bernabéu, el del Aston Villa... He tenido suerte de estar ahí. Pero creo que la gente lo sabe. No soy el olvidado. Me lo recuerdan cuando me ven y cuando hay algún reportaje periodístico siempre aparezco también. No me puedo quejar.

-Era compañero de trabajos de Guardiola durante el curso de entrenador y es amigo personal de Luis Enrique. ¿Quizá el Barça debería guardar su móvil?

-Me queda muchísimo para llegar a su nivel (carcajada). Ellos han estado en situaciones de gestión de grupos como Barça, Bayern, Luis que coge la selección ahora… Yo sigo mi caminito. Estoy en situación muy a gusto con Cristóbal.

-Para acabar, una confesión. Usted que lo conoce bien. ¿Luis Enrique es tan perro verde como parece?

-(Se ríe) Para nada. Sé que no congenia mucho con la prensa, ya le pasaba de jugador. Pero como amigo es lo más. Un tío siempre dispuesto a ayudarte. Muy cariñoso. Tanto él como su familia. Hace poco falleció mi madre y ahí estuvieron sus padres.

EN CORTO

-¿Qué coche tiene?

-Un Mercedes

-¿Usa reloj?

-Sí

-Una comida.

-Fabada.

-Una bebida.

-Depende del momento, me gusta el agua, la Coca-Cola Zero, pero, como buen asturiano, me quedo con la sidra.

-La última tarea que ha hecho en casa.

-Ahora estoy viviendo solo, así que tengo que hacerlo yo todo.

-¿Cocina?

-Por supuesto, corto embutido, abro la barra, lo meto dentro...

-Una película.

-El golpe.

-¿Qué tipo de música escucha?

-Menos bakalao o reggaeton, me vale todo. Me encanta escuchar música a todas horas. Pero con esos dos estilos no puedo.

-Un personaje histórico.

-Don Pelayo.

-Para informarse, ¿prensa, radio o televisión?

-Me gusta ver los informativos de la televisión y, cuando estoy en Coruña, me encanta bajar a tomar el café y leerme el periódico.

-¿Es creyente?

-Sí.

-¿Monárquico?

-También.

-Si le propusieran ir en las listas de un partido político, ¿qué haría?

-Decir que no. Fuera cuál fuera.

-Lo más duro que le han dicho en un campo.

-Pues la verdad, supongo que me habrán insultado, pero no lo sé. Nada que me haya marcado.