Adrián Soliño, la magia de ser campeón de España por octava vez

C. Pereiro PONTEVEDRA / LA VOZ

DEPORTES

CAPOTILLO

El gimnasta del Ximnasia Pontevedra subió a lo más alto del podio el pasado fin de semana en Valladolid

10 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando uno habla con Adrián Soliño teme que el éxito se haya convertido en normalidad, pero nada más lejos de la realidad. La única normalidad que hay detrás de sus logros es la del entrenamiento, la constancia y el esfuerzo. A sus 31 años, el gimnasta ha conseguido coronarse en Valladolid, el pasado fin de semana, como campeón de España por octava vez en la categoría absoluta. Una hazaña.

Con los pies siempre en la tierra, el pontevedrés reconoce que su mayor rival es él mismo. El continuar sin flaquear, sin ceder terreno en sus marcas, y el mantenerse en la cima de esta disciplina deportiva. El Tumbling se aglutina bajo el paraguas del trampolín, y sitúa al competidor ante un pasillo de 35 metros en los que se toma impulso los primeros diez, luego les siguen acrobacias increíbles durante los veinticinco restantes, y finalmente se acaba clavando el ejercicio en las colchonetas. Es espectacular.

«Se ha luchado por que sea Olímpico, pero está un poco parado ese tema», explica Soliño. El no estar dentro de esa categoría hace que el Tumbling peque de poco apoyo económico por parte de la federación.

Miembro del Ximnasia Pontevedra, sabe que la constancia lo es todo. Este fin de semana mismamente, continuará su andadura competitiva en un torneo en Portugal. «Este tipo de pruebas me las tomo más relajado. Más para el disfrute porque sé que los rivales son mucho más duros que los nacionales y mis posibilidades para ganar se reducen».

A su lado sigue Pablo Hinójar, su adiestrador. «Llevo con él desde los seis años, imagínate. Es casi como un segundo padre, un amigo de verdad. Son más de veinte años entrenando con él».

No hay más secreto que el trabajo duro, reconoce. La formula mágica para llegar a lo más alto pasa por tratar todos los días de hacerlo. Un año de preparación para apenas ocho segundos. «No pienso en nada durante el ejercicio. Solo en hacerlo bien, en no equivocarme». No lo ha hecho.