Froome, en medio de la tormenta

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STEPHANE MAHE | REUTERS

El británico busca completar su repóquer personal en la ronda gala apenas unos días después de ser absuelto por dopaje

06 jul 2018 . Actualizado a las 23:45 h.

El Tour de Francia se pone en marcha hoy en Vendée con su último ganador, el británico Chris Froome, como polémico favorito de una 105.ª edición con un inicio convulso, pero con un recorrido prometedor hasta la llegada a París el 29 de julio. «Es el favorito número uno para su propia sucesión, viene para ganar su quinto Tour. Ahora, las cosas están claras», resumió Romain Bardet, quien acapara las esperanzas francesas en la salida de Noirmoutier-en-l’Ile.

Absuelto por las autoridades internacionales de su control anormal en la Vuelta a España, Froome carga todavía con el pesado asunto que centró la atención del ciclismo en los últimos meses. El jueves había sido recibido con pitos durante la presentación de equipos. Al británico le queda convencer, más que seducir, al público a lo largo de los 3.351 kilómetros de la ruta del Tour para justificar un posible quinto éxito, que le permitiría igualar a los cuatro poseedores del récord de victorias: Anquetil, Merckx, Hinault e Indurain.

Dominador absoluto durante sus dos primeras victorias (2013 y 2015), Froome debió hilar más fino en las otras dos (2016 y 2017). Tuvo que apelar a otro registro y apoyarse todavía más en su equipo Sky, el más fuerte y el más dotado del pelotón. Sin sorprender, todo lo contrario que con su escapada de 80 kilómetros con la que dio un vuelco a la clasificación del último Giro de Italia.

En un ciclismo cada vez más global, Rigoberto Urán, segundo el año pasado espera convertirse en el primer colombiano en figurar en el palmarés de la prueba. La misma ambición anima a Nairo Quintana, a pesar de que ha decepcionado en los últimos años y a la presencia a su lado del español Mikel Landa, que se puede considerar un activo o un hándicap.

Todo podría decidirse en la contrarreloj individual de Espelette, la única en el programa del Tour, en la penúltima etapa. Pero previamente la carrera está plagada de emboscadas, según los candidatos al maillot amarillo. Todos señalan al 15 de julio, la etapa que comparte una veintena de kilómetros sobre adoquines con la París-Roubaix, como una fecha clave. A partir de esa etapa las ambiciones quedarán legitimadas antes de un denso bloque de tres etapas en los Alpes y más tarde su equivalente pirenaico.

El primer maillot amarillo, hoy en Fontenay-le-Comte, está reservado para el más rápido, ya sea Gaviria, Demare, Sagan, Kittel, Groenewegen o Greipel. La parte más hermosa para los escaladores llegará a continuación, con las ascensiones ligadas a la historia (Glières) y a la leyenda del ciclismo (Alpe d’Huez, Tourmalet, Aubisque) o llamadas a forjarla (Portet). La nómina de inscritos da una idea de los muchos desafíos que esperan al último ganador: situados en primera línea (Nibali, Dumoulin, Porte, Bardet, Quintana, Landa) o preparados para subir un peldaño (Adam Yates, Fuglsang, Daniel Martin, Roglic, Kruijswijk). Froome, que encabeza un equipo que presenta a su sustituto (Thomas) y a su posible sucesor (Bernal), es el favorito lógico, pero podría pagar la acumulación de esfuerzos en la última semana.