Luka Doncic y el simpático Barkley

José M. Fernandez

DEPORTES

Javier Lopez | EFE

25 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Charles Barkley siempre fue un bocazas, en el más amplio sentido de la palabra; un faltón, a veces, y dicharachero y simpático, casi siempre. Convivía con absoluta naturalidad el apodo de gordo, no en vano se ganó la vida en una cancha de juego, bajo los aros, con 198 centímetros y un peso que, en sus mejores tiempos, nunca fue inferior a los 116 kilos, y eso después de aceptar los consejos de Moses Malone para reducir los 136 que llegó a acumular en su época universitaria. Una rareza en el baloncesto de ayer y de hoy, un espectacular jugador capaz de resistir la mirada de los grandes -Magic Johnson, Larry Bird, Olajuwon...- o de compartir los primeros puestos del draft de 1984 con un tal Michael Jordan. Barkley formó parte del genuino Dream Team -aquel grupo de leyendas que se pasaron por Barcelona 92 como si se tratara de los Beatles de la época-, pero que, pese a ser un reboteador de época y MVP de 1993 en la NBA, nunca pudo ganar lo que para los norteamericanos es el auténtico World Championship, pese a que estuvo 16 temporadas en activo. Así que ni anillos en los dedos ni pelos en la lengua.

Aparte de sus ahorros, tras su retirada Barkley se ha ganado la vida (no podía ser de otra forma) como comentarista y analista de baloncesto. «A los 18 años Doncic era MVP. Eso me dice que estaba jugando con una mierda de rivales. Nadie a los 18 años debería dominar a jugadores adultos». Palabra de Charles Barkley, quien, a lo que parece, no ha modificado sus anticuadas opiniones sobre el baloncesto europeo, ese que ha alimentado con más de un centenar de jugadores la NBA. «He estado en la NBA más de 30 años y solo hay un joven de 18 años que puede hacer algo así: LeBron James», insistió el Gordo poco antes de que Doncic fuera elegido en el número 3, por detrás de Deandre Ayton y Marvin Bagley; dos fuerzas de la naturaleza y un par de proyectos con pasado en la Liga Universitaria, pero a los que cuesta imaginar liderando el oro de Eslovenia en un Europeo o la conquista de la Euroliga y la Liga del Madrid, con 19 años y en apenas doce meses. Y es que ni el pasado como estrella de Charles Barkley ni su condición de simpático lenguaraz garantizan el buen criterio.