Martín Bouzas es un especialista consumado en la crono, tanto individual como por equipos. Es un diamanta en bruto, con mucho que pulir todavía porque lleva muy poco tiempo corriendo en carretera, pero es un portento de la naturaleza, un corredor que se transforma en las cronos, y que tiene un rendimiento espectacular. Es un chaval que si sigue bien con su proceso de aprendizaje es un ganador potencial de cualquier vuelta por etapas. Ya ha demostrado que va muy bien en contrarreloj y ahora le falta superar las etapas de montaña, que las puede pasar a medida que vaya cogiendo poso a base de kilómetros. Él quiere ser profesional, tiene la cabeza muy bien asentada y eso es fundamental en un deportista.
Martín empezó a correr hace relativamente poco. Cuatro o cinco años. Hasta ese momento andaba en otros deportes, jugaba al fútbol y hacía atletismo, y no sabía andar bien en carretera. No sabía colocarse bien antes de los puertos ni caminar bien entre los veinte primeros. Eso hacía que gastara muchas energías que al final te hacen falta. Pero una vez pula todo eso estamos ante un corredor que está llamado a hacer cosas en el mundo del ciclismo. Y no es que yo sea adivino, pero es lo que pienso así después de haberlo tenido en el Froiz. Él tiene físico, talento, motor, la cabeza bien asentada y, sobretodo, tiene muy claro lo que quiere ser. Eso no es fácil de aunar en un solo corredor. Hay que dejar que el chaval crezca con naturalidad, haciendo las cosas sin prisas pero sin pausas, pero sobretodo puliendo con paciencia, para que cuando alcance su etapa de madurez, todo ese trabajo que se está haciendo salga a la luz.
Me consta que ese trabajo lo están haciendo en el Club Lizarte, que es el filial del Movistar. El propio Eusebio Unzúe vino a ficharlo al Froiz y eso es porque algo habrán visto en él. Que gane el tercer campeonato de España de contrarreloj habla bien a las claras de que es un portento. Cuando el año pasado ganamos la contrarreloj por equipos de la Vuelta a Galicia se me ponía la carne de gallina viéndole dar los relevos más largos que nadie, rodando en tramos a 60 o 70 kilómetros por hora.
Galicia tiene la suerte de tener al futuro de la contrarreloj española tanto con él como con Guillermo García, que ayer fue quinto, pero a solo 11 segundos de la medalla. Y eso que tiene únicamente 18 años y este es su primer año como sub-23. Es como para sentirse orgulloso de ellos. En el Froiz lo estamos.
Evaristo Portela fue entrenador de Martín Bouzas en el Froiz