Pablo Cacheda baja el telón a su carrera

DEPORTES

MIGUEL SOUTO

El jugador lalinense de balonmano anunció la retirada tras 554 días de lucha por superar su lesión de rodila

24 may 2018 . Actualizado a las 22:15 h.

Aquel niño travieso a quien su abuelo Edelmiro llevaba al pabellón de Lalín, transformado veinte años después en uno de los jugadores más brillantes del balonmano gallego, anunciaba ayer su retirada. Pablo Cacheda deja las pistas a los 26 años como jugador, pero quiere seguir como técnico de base al BM Lalín, donde esta temporada compartió banquillo con Diogo Pereira al frente del conjunto juvenil masculino. La quinta y más grave lesión del central lalinense le obliga a poner punto final a su carrera profesional con solo 26 años. Y lo hace 554 días después de aquel fatídico 16 de noviembre del 2011 «cuando mi rodilla acabó mirando en una dirección totalmente distinta al resto del cuerpo».

En la casa consistorial de Lalín, arropado por familiares, amigos, compañeros del club rojinegro donde se forjó y de representantes del gobierno local, anunciaba ayer el fin de su trayectoria como jugador profesional. «Ocurre diez años antes de lo que me hubiera imaginado y gustado, tras disputar mi último partido con solo 24 años», lamentó Pablo Cacheda. Integrante de aquella generación de oro del balonmano español, con el título del 2012 en el Campeonato de Europa júnior y plata en el Mundial del 2013 donde fue elegido mejor central, ni las dos operaciones en su rodilla ni los cambios de tratamientos o de profesionales médicos ni el empleo de equipamiento patentado por la NASA posibilitaron recuperar su maltrecha rodilla izquierda para mantener su sueño. «Cuando no es no es», sentenciaba entre lágrimas mientras un estruendoso aplauso intentaba darle ánimos en la despedida.

Los distintos tribunales médicos por los que pasó el central lalinense concluyeron que «la salud está por encima de otras cosas». Atrás queda una exitosa carrera en las categorías de formación que posibilitaron su salto aún como juvenil al Academia Octavio, para después militar en Atlético Valladolid y Naturhouse La Rioja ?ahora Ciudad de Logroño? en la Asobal e incluso debutar con los Hispanos o jugar Liga de Campeones en Europa con su último club.

Su inteligencia como organizador del juego, su verticalidad ante la portería contraria, le hicieron brillar en la pista. Ayer agradeció a su familia que pudiese cumplir su sueño, así como a numerosos compañeros o al propio club Ciudad de Logroño por su apoyo. También a quienes apostaron por él en el Acacemia Octavio, sin olvidar al Balonmán Lalín «que me formó en valores y me ha vuelto a acoger esta temporada» y a la afición. Entre lágrimas dijo que seguirá disfrutando del balonmano de otra manera, como técnico aunque no llegue a ser de forma profesional. Su club de toda la vida le obsequió con una placa, una camiseta con su nombre y un balón firmado. El alcalde habló del orgullo de tener en Lalín a un deportista de su trayectoria. «Si alguien me busca estaré en el pabellón», concluía Cacheda su despedida.