Y al tercer ascenso Verdi resucitó

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

DEPORTES

SIMONE ARVEDA | Efe

20 may 2018 . Actualizado a las 23:29 h.

Es tiempo de despedidas. Andrés Iniesta, Fernando Torres, Gianluigi Buffon, Arsène Wenger... Un punto y aparte. Hasta a José Mourinho se le ha quedado el año en blanco y ha acabado abrazándose a Antonio Conte. Es como si el reloj del fútbol se hubiera parado este año y hubiera que volverlo a poner en hora. Como si se cerrara una puerta a espaldas del balón, que nunca se detiene. Todo queda atrás, ya sea en paz o en guerra, pero la pelota sigue, como John Wayne en Centauros del desierto.

En este rosario de obituarios se ha colado una resurrección. La del Parma. El equipo italiano regresa a la máxima categoría después de haberse ido a las catacumbas por una quiebra de proporciones bíblicas y de haber encadenado tres ascensos consecutivos, algo que nadie había logrado en Italia. El Parma nació como el Verdi Football Club en honor al compositor de ópera. Fue rebautizado después, pero no renunció a su destino operístico. Los años noventa fueron suyos. En sus filas, jugadores como Thuram, Cannavaro y Buffon. Un contrapoder inesperado en Italia. Una amenaza en Europa. Pero llegó el nuevo siglo. Y no trajo nubarrones, vino con el diluvio universal a cuestas. Parmalat, máximo accionista, protagonizó el mayor escándalo financiero de Europa. Un agujero de 14.000 millones de euros firmado por Calisto Tanzi, dueño de la compañía, nuevo rico emergido frente a la familia Barilla, la estirpe de la pasta, el old money de la ciudad. Los dos gigantes de Tanzi, el deportivo y el empresarial, se derrumbaron. El Parma fue vendido dos veces por un euro. Un partido contra el Udinese tuvo que ser suspendido. Ni siquiera tenía fondos para ocuparse de las medidas mínimas de seguridad en el estadio. Nadie quiso comprar la entidad. La refundación fue una obligación para sobrevivir. De Parma AC a Parma Calcio 1913. Y a bregar en la Serie D italiana, una categoría amateur. Desde allí, la escalada histórica. Todo esto lo vivió Alessandro Lucarelli. «He muerto con el Parma y quiero renacer con el Parma», aseguró cuando su equipo se hundió y decidió quedarse. Lázaro, levántate y juega. En el fútbol nunca se sabe. La palla é mobile, que diría Verdi.