El desafío del único equipo que en formato Champions ha encadenado dos títulos consecutivos y aspira a las tres para igualar la marca que logró por última vez el Bayern hace 42 años, en 1976, vuelve a ser de altura, porque tratándose del rival y, paradójicamente, del escenario, donde el Madrid se encoge ante su afición, el resultado de la ida no puede ser una garantía. «Lo más importante es enfocar la eliminatoria como si fuera 0-0», subrayó Sergio Ramos, el capitán de un equipo que, lejos de perder el hambre, aumenta en Europa su voracidad.
Ni Robben ni Boateng
Tras el PSG y el Juventus, el Bayern es la tercera piedra, aunque en esta ocasión el equipo de Heynckes no podrá contar con Robben ni con Boateng, bajas que se suman a la de Arturo Vidal, que ya no estuvo en el Allianz. El Real Madrid tiene otra preocupación importante con la ausencia de Carvajal, que obligará a Zidane a alinear como lateral derecho a Lucas Vázquez o recurrir a Nacho tras un mes de baja por una rotura muscular y con pocos entrenamientos. Con la amenaza de Ribéry en la banda izquierda, el compromiso para el elegido es de cuidado, y requerirá ayudas y la solidaridad del resto de líneas, la ofensiva, liderada de nuevo por Cristiano Ronaldo, que en esta Champions solo se quedó sin marcar en Múnich, donde Lewandowski falló demasiadas ocasiones y el Bayern se desorientó en el tramo final de la primera parte. Pero por algo es el Madrid el rey de Europa.