Una proeza y un mensaje en Mónaco

Fernando Rey Tapias

DEPORTES

ERIC GAILLARD | Reuters

La superioridad de Nadal en su undécimo título en Montecarlo envía una advertencia para toda la gira de tierra

23 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El undécimo título, tras derrotar en la final a Kei Nishikori por 6-3 y 6-2, prolonga el idilio de Rafa Nadal con Montecarlo. Un lugar que siempre será especial en su trayectoria. Y lo será por muchas razones. La primera, que fue en el Principado donde en el 2003, con 16 años, lograba ganar a Albert Costa, entonces vigente ganador de Roland Garros. La segunda, que con 18, en el 2005 ganaba el torneo e iniciaba una extraordinaria marca de 46 partidos consecutivos victoriosos que le daría la victoria en ocho ediciones seguidas. La tercera, que ayer en la pista central del Montecarlo Country Club, sobre el mar de la costa azul, Rafa conseguía su undécimo triunfo en una prueba que cuenta con 112 ediciones y que en la era Open, desde 1969, cuenta en su palmarés con los mejores especialistas de tierra batida de los últimos 50 años. Nastase, Vilas, Borg y Muster lo consiguieron en 3 ocasiones. Lendl, Wilander, Bruguera, Kuerten, Ferrero y Djokovic en dos. Federer jugó 4 finales, pero no ganó ninguna.

Cinco victorias contundentes

Estos datos refuerzan la enorme proeza que ha conseguido el mallorquín con su undécima victoria en Mónaco, un récord que nadie ha logrado en ningún torneo importante. Y esta proeza tiene más valor si se tiene en cuenta que Rafa no jugaba un torneo desde Australia, preservando las molestias físicas que sentía. Los dos partidos de Copa Davis mostraron su recuperación, y el hambre de victorias en la superficie que mejor domina. La histórica victoria en la final de ayer frente a un renacido Nishikori puso el broche a una brillante semana en el que Nadal ha arrasado a sus rivales exhibiendo una superioridad abrumadora: 6-1 y 6-3 a Bedene para empezar, 6-2 y 6-3 a Kachanov, uno de los representantes de la nueva generación, un apabullante 6-0 y 6-2 a Thiem, verdugo de Djokovic y uno de los más destacados especialistas en tierra, 6-4 y 6-1 en semifinales al eterno aspirante Dimitrov, y 6-3 y 6-2 en la final a un rival que buscaba su primera victoria en un Masters 1000 en su cuarta final.

Un revés más sólido le permite cubrirlo menos y le evita un desgaste

Para sus rivales, sean cuales sean sus estilos, Rafa vuelve a ser una pesadilla. Con un saque con excelentes porcentajes; un resto difícilmente atacable y generalmente incómodo por la altura del bote; una derecha de una gran polivalencia, con una enorme carga de efecto a la hora de trabajar el punto y mover y dificultar su devolución, o definitiva cuando busca el golpe ganador; un revés cada vez más consistente, con el que se encuentra más cómodo y eso le economiza energías al no tener que cubrirlo; una forma física que impresiona; y una fortaleza mental que provoca el desaliento de sus rivales, Nadal vuelve a mostrar la imagen de inaccesible.

Elegante en los detalles

Por delante le esperan en la gira de tierra torneos en los que tiene muchos puntos que defender, y en los que sin duda será el rival a batir, pero lo cierto es que Rafa no solo ha ganado Montecarlo. Por la forma en que lo ha conseguido, ha enviado un mensaje claro de que si no surge algún contratiempo físico (la mayor amenaza si tenemos en cuenta la dureza del calendario), vuelve a ser claro favorito en todos los torneos de la gira de tierra. El siguiente será Barcelona, donde ya lleva su nombre la pista central. En el principado, Alberto II acudió a la ceremonia de ponerle el nombre de Rafa a una suite del Montecarlo Bay, el hotel oficial del trofeo. Y es que Rafa no solo gana compitiendo, sino también por su forma de ser. En su primera victoria en el 2005, Mónaco se encontraba de luto por la muerte de Rainiero, y en la ceremonia de entrega de trofeos, Rafa, que en aquel momento tenía 18 años, dedicó sus primeras palabras a un emotivo recuerdo del príncipe desaparecido. Son los gestos de un gran campeón que consigue récords, grandes victorias, pero siempre desde la humildad, el respeto, la corrección, y una naturalidad que le han convertido en uno de los deportistas más admirados de los últimos años.